Acuicultura restaurativa de ostras para salvar el Mar Menor

Por las condiciones sociales, ambientales y económicas la medida de biorremediación con moluscos filtradores parece ser la mejor opción. Este año las aguas de Mar Menor han sufrido otro episodio de mortandad de peces debido a alteraciones en el medio, que desde la ciencia se atribuye al aporte continuado de fertilizantes agrícolas y materia orgánica. Estos actúan sobre la dinámica natural del agua de la laguna, limitando la entrada de luz y afectando a la fotosíntesis y disponibilidad de oxígeno disuelto.

Al igual que ya ocurriera en 2016, los investigadores del Instituto Español de Oceanografía apuntan a la hipoxia provocada por una “sopa verde” como principal causa de la muerte masiva de organismos acuáticos. Esta hipoxia, señalan en un informe que actualiza a otro elaborado en 2020, viene producida por la “incesante entrada de fertilizantes a la laguna procedente de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño”.

Los expertos descartan, en este caso, cualquier relación directa con el cambio climático, ya que, como recuerdan, la temperatura estival media de este año en la albufera ha sido inferior a la media de años anteriores.

De acuerdo con la evidencia disponible, descartan en su informe, este nuevo evento de crecimiento masivo de fitoplancton parece haberse originado en las aguas frente a la rambla de Albujón, por donde se está vertiendo continuamente aguas con altas concentraciones de nutrientes, y que han sido corroborado por informes recientes del Comité Científico que asesora al Gobierno regional. Además, la localización del origen del Bloom en esta zona y el patrón general de corrientes del Mar Menor, explicaría la localización del fenómeno en las zonas centro y sur de la laguna, donde el tiempo de renovación de la masa de agua es menor.

A pesar de la desgracia, el Mar Menor podría recuperarse siempre y cuando se tomen medidas. Para ello, se debe atajar el problema de los vertidos de fertilizantes agrícolas, que se vienen produciendo desde hace décadas, y mantener las condiciones físico químicas naturales del agua.

También es importante regular la entrada del agua del Mediterráneo para mantener las condiciones de salinidad de la laguna en un rango más bajo, ya que afecta en gran medida el funcionamiento biológico y singularidad de su biodiversidad.

La acuicultura de bivalvos como estrategia de biorremediación
Otra acción que se adoptar es la de biorremediación, contando para ello con la acuicultura de moluscos bivalvos y que éstos actúen como depuradoras. Podrían ser ostras planas (Ostrea edulis), cuya capacidad de filtración es de 120 litros de agua al día. Se podrían cultivar millones de éstas en la zona, con el consiguiente beneficio social y económico.

Como señala la experta del IEO, Marina Albentosa, se podría revertir la situación a largo plazo. La bióloga que participa en este plan de choque explica que serían necesarios millones de ostras, lo que requiere de mediación para conciliar intereses, implicación de todas las administraciones y un comité científico reconstituido.

Los investigadores del IEO trabajan en el proyecto OstraMM, que busca, a través de soluciones basadas en la naturaleza conseguir la restauración ecológica de los ecosistemas. No se trata de una propuesta nueva, pero si es efectiva y acorde al sistema al modelo de sostenibilidad social, ambiental y económica que se busca para la laguna.

La degradación de los ecosistemas acuáticos es un problema de escala global debido a la contaminación antropogénica de los asentamientos humanos en la costa. Si no se pone freno a este desastre ecológico, las consecuencias serán importantes también a nivel social y económico para la zona.

Fuente: mispeces.com