Llamadme pesimista, pero mientras seguimos quitando el barro que nos ha traído la gota fría, ya podríamos empezar a ser conscientes de que esta no va a ser la última riada. El cambio climático con el Mediterráneo cada vez más caliente, la roturación inmisericorde y el allanamiento con láser de las tierras, la deforestación, la ocupación de ramblas y escorrentías con terrenos cultivables y urbanizaciones, gastarnos los dineros de todos en llenar la ciudad de macetas para tres semanas y no invertir en limpieza y mantenimiento del río y las ramblas… y nuestros políticos, más interesados en no perder votos que en frenar la especulación y la codicia de las grandes empresas, más ocupados en salir en la foto que en prevenir para atajar el problema con todo lo que sea necesario… Ahora toca quitar el barro y ayudar a los damnificados, pero ¿después qué?

Después del diluvio y de las aguas inmisericordes que han anegado los campos y las calles y han llenado de lodo el Mar Menor y miles de viviendas, ahora viene otro río de solidaridad. Cientos de voluntarios condolidos con los damnificados están ayudando a paliar la desolación y la destrucción. Estamos ante una catástrofe como no se recordaba otra y parece que todos los políticos se ponen de acuerdo en solicitar la declaración de zona catastrófica.

Harán falta muchas ayudas para las familias y los ayuntamientos, habrá que hacer un esfuerzo millonario para reponer los daños en los pueblos, ciudades y vías de transporte pero hará falta, de una vez por todas, invertir en la prevención. No podemos seguir por este camino suicida. La naturaleza sigue siendo una madre, pero nosotros, aprendices de brujos, hemos intentado domesticarla y subyugarla al servicio del egoísmo de unos pocos, pero esta batalla la tenemos perdida si no cambiamos el rumbo.

La Región de Murcia necesitará mucho dinero de las arcas estatales y europeas, pero también de las locales, que han de invertir más en árboles que en macetas y más en limpieza de cauces que en luces de colores. Lo que nos faltaba, con nuestro déficit, era esto.

Hubo un tiempo en que se consiguió dinero del Estado para hacer una segunda pista en el aeropuerto de San Javier y convertirlo en el mejor y más rentable de su categoría en el mundo, pero aquí sí hubo dinero para permitirnos hacer un segundo aeropuerto, tenerlo cerrado varios años mientras pagábamos un préstamo millonario cada mes. También ha habido dinero para cerrar aquél que funcionaba y abrir este, al tiempo que se van perdiendo más y más viajeros cada día porque está más lejos de los clientes de las playas…

Ha habido millones de sobra para mucho despilfarro, muchas fiestas y muchas corruptelas, pero no lo ha habido nunca para atajar, de una vez por todas, el problema de las avenidas de las ramblas y el río , ni para salvar in extremis el Mar Menor… Pues, insisto, ya no queda tiempo y no podemos volver a padecer esta situación en otros dos o tres años. Esta debe ser nuestra prioridad para esta Región mediterránea.

De lo contrario, insisto, el barro volverá y esta sí que va a ser un agua para todos que nos arrastrará. La culpa no es de los dioses ni de la madrastra naturaleza, nos lo hemos buscado.

“El barro volverá” artículo de opinión por Javier Lorente

Fuente : eldigitalcartagena.info