El crustáceo rey del Mar Menor asomó este sábado de nuevo sus antenas en la lonja de Lo Pagán, y lo hizo con el trato de honor que le corresponde como especie más cotizada de la laguna. En la primera subasta del año de langostinos, su precio superó todas las expectativas, dado que la hostelería –su principal destino– sigue cerrada y se esperaban valores más modestos, pero el marisco rallado superó la prueba con nota. Los 6,1 kilos de ‘Penaeus kerathurus’ de la primera remesa de 2020 se pagaron a entre 52 y 56 euros por kilo, lo que situará su importe en las pescaderías en un margen variable de 75 a 100 euros, en función del tipo de mostrador. Esta primera captura de langostino fue íntegramente a parar a las pescaderías y, según precisaban ayer algunos intermediarios, «casi todo por encargo para clientes especiales».

Con esta entrada en el mercado, los pescadores que calaron el pasado 1 de mayo las charamitas en la costa arenosa de La Manga pueden sentirse compensados, teniendo en cuenta la caída de la demanda de marisco que la crisis sanitaria ha dejado en la Región. La flota de Mazarrón ha dejado de lado su preciada gamba roja para dedicarse a las especies que llenan las mesas familiares, en lugar de los aperitivos festivos. En la subasta de Águilas, la misma especie se desplomó de los 80 a los 30 euros, y en las últimas semanas se han volcado solo con la gamba blanca. Tres cuartos de lo mismo sucede en Cartagena, donde solo uno de los cuatro barcos que perseguía a la gamba roja en Cabo de Palos sigue en su empeño.

En el muelle de Lo Pagán, los pescadores no echan las campanas al vuelo. Curados ya de espanto con las crisis del Mar Menor y el coronavirus, se aferran a la buena racha de la dorada, por eso solo cuatro barcos, de los 40 que se dedicaron el año pasado al langostino, han buscado al rey de los fondos esta primavera. Hay 23 autorizados para calar las mallas, pero la mayoría ha preferido esperar a ver qué salida tenía la especie.

«Ha habido pocos kilos porque es principio de temporada, pero el langostino es de oscuro, así que cuando cambie la luna, explotará», afirmó José Joaquín López, que cogió ayer 1,5 kilos con su hermano Antonio en el ‘Estrella de Mar’. Habrá que esperar a la tercera semana de mayo para que la luna se esconda. Mientras tanto, la talla compensa la escasez. Como suele pasar en el langostino de primavera, «ha salido gordo y grande», señaló. De hecho, la primera partida ha superado con creces los diez centímetros de talla mínima.

Celedonio Alcaraz, de la saga de pescadores ‘Los Kilines’ de Los Nietos, está seguro de que «será una temporada buena porque en otoño se cogieron pocos y el agua dulce es buena para ellos», pronosticó. El pescador ‘huele’ la bajada de la salinidad del Mar Menor sin necesidad de laboratorios. Cala sus redes fijas en El Galán, que considera «buena zona» a pesar del cangrejo azul. Nombrar esta especie invasora del Atlántico americano es como mentar al diablo en la lonja de Lo Pagán. «He vivido de todo en el Mar Menor: la falta de pesca, las medusas, la ostra, la nacra, pero el cangrejo azul es lo peor con diferencia», se quejaba Manuel Martínez Butrón, después de toda la vida en la laguna. «Destrozan las redes y se comen los langostinos», relató Juan Tárraga.

El crustáceo armado con potentes pinzas es sumamente agresivo, buen nadador, un glotón voraz y no conoce depredadores en la laguna. Para colmo, cada hembra pone una media de 200.000 huevos. La bióloga de la Cofradía, Ana Muñoz, y el patrón mayor, José Blaya, estudian un modelo de nasa para rebajar la creciente población que fastidia a los pescadores. Los destrozos que deja en las mallas son la razón de que muchos, como Felipe Antonio Bueno, de Los Nietos, demore su decisión de calar la red. Su apetito insaciable podría diezmar la población de langostinos, que en la primavera pasada dio unas capturas de 17.000 kilos, más 3.500 kilos en otoño. En la pugna por el langostino, los pescadores saben que ya no tienen ni un día de descanso hasta el 10 de julio que comienza la veda. Un ejército de cangrejos acecha sus redes.

Fuente: laverdad.es