La Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía se solidariza con la plataforma Pacto con el Mar Menor, que vuelve a denunciar la paupérrima situación de la laguna salada por “los vertidos continuados procedentes de la agricultura, que no han cesado”. Desde Cuenca y Guadalajara señalan al mismo culpable, “no es una guerra entre comunidades por el agua, es una lucha en defensa del futuro de los españoles”

El Medio Ambiente debería escapar de cualquier sesgo político, porque de lo contrario se corre el riesgo de distraerse de lo importante, fijar posiciones y banalizarlo todo con acusaciones y etiquetas. Al menos así lo piensan en la Asociación de Municipios Ribereños, que sigue huyendo de la manida guerra entre comunidades y se solidariza con la mayoría de la población de la Región de Murcia, que se ve afectada por los excesos de una agricultura industrial completamente fuera de control.

Para la presidenta de la Asociación, María de los Ángeles Sierra, “la situación es insostenible y no admite dilación hasta 2021; el primer paso debe ser de cara a la opinión pública, reconocer el problema y explicar que desde 1986 se han multiplicado las hectáreas de regadío y por consiguiente la demanda de agua hasta hacerlo insostenible”. Para la también alcaldesa de Cañaveruelas, “mientras la opinión pública se distraiga con guerras políticas y cifras económicas, será imposible que enfoquemos el problema: no hay desaladoras ni ríos en el mundo capaces de saciar la sed de dinero del SCRATS; hay que ordenar el exceso de demanda, no esforzarse en darles cada vez más agua”.

El vicepresidente de los ribereños, Borja Castro, también lo tiene claro. “La postura del Ministerio por el momento parece ser echar balones fuera, esperar a que el propio cambio climático frene el Trasvase dejando sin una gota de agua nuestros embalses, cuando no debería ser así”. Castro no se resigna, “argumentan que el clima no depende de decisiones políticas, cuando para bien y para mal, la política puede cambiarlo todo; si no se hubiera permitido la sobrexplotación agrícola, si no hubiéramos deforestado tres cuartas partes de España y extraído grandes masas de agua de una zona para explotarlas económicamente en otra, claro que llovería más y tendríamos agua en nuestros embalses y en nuestro río”.

Desde la Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía, Castro pide al ministerio de Transición Ecológica que siga el ejemplo de otros países como Australia, que planea plantar un billón de árboles durante la próxima década. “No están ahí para gestionar miseria, están ahí para poner soluciones y la primera pasa por explotar la burbuja de la agricultura industrial y frenar la desertificación de España”.

Fuente: liberaldecastilla.com