La nueva administración regional tiene que ponerse las pilas. La Región se enfrenta en los próximos años a varios desafíos medioambientales, como el cambio climático, con mucho pendiente por resolver. La polución atmosférica, el Mar Menor, los plásticos… están en el punto de mira.

Ha pasado un año desde que el mundo conmemoró, el 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente, efeméride que se celebra en casi todo el planeta desde 1972. Echando la vista atrás doce meses, la Región de Murcia tiene poco que celebrar, ya que muchos de los asuntos que estaban a la espera de una solución siguen sin avanzar y se continúa adoleciendo de los recursos necesarios para ir cerrándolos: humanos y materiales.

Este año el Día Mundial pone el acento en la lucha contra «La contaminación del aire», un asunto que, por su deficiente calidad, las asociaciones naturalistas Anse y Ecologistas en Acción llevan denunciando en la comunidad murciana. La polución por ozono y partículas en suspensión PM10 es lo más preocupante.

«Pocas alegrías hemos tenido en este ámbito en la Región de Murcia en el último año, por no decir ninguna», indica Pedro Luengo, miembro de Ecologistas en Acción. Esta organización viene advirtiendo que la red de vigilancia del aire tiene unos aparatos medidores por encima de su vida útil, que dan muchos fallos y en los que hay días sin mediciones de contaminantes. «Además, no todas las estaciones miden todos los contaminantes, y hacen falta algunas estaciones más», apunta. En cuanto al «tímido» Plan de Mejora de la Calidad del Aire, adolece de medidas de calado, y «por tanto, no ha servido para reducir la contaminación».

Como prevención, añade que faltan planes serios de movilidad sostenible, tanto a nivel regional como municipal, y un control más serio sobre las industrias.

Un segundo problema, y a la vez reto, es la recuperación del Mar Menor, ecosistema singular que ha estado en la UCI desde que en el verano del 2016 se temiera por su vida debido a la eutrofización de sus aguas: el 85% de sus praderas desaparecieron y su biodiversidad estuvo seriamente en peligro.

«Es necesario aplicar en serio la Ley de Medidas Urgentes para que desaparezcan los vertidos agrícolas y trabajar donde no se está haciendo, como es en los sectores urbanísticos y náuticos», destaca Pedro García, director de Anse, análisis que comparten en Ecologistas, que temen que el problema se reproduzca en la Marina de Cope (Águilas).

«El Mar Menor necesita una restauración ambiental» que abarque más de un frente, apuntan. En este punto es necesaria la aprobación de la Ley Integral.

Si una imagen impactó a la opinión pública el año pasado, fue el hallazgo en la playa de Cabo de Palos del cadáver de un cachalote con 29 kilos de plástico en su estómago. Una imagen que se ha repetido este año aunque en las costas mediterráneas de Cerdeña. «Los plásticos de un solo uso, y los plásticos agrícolas que acaban en el medio natural, y que son arrastrados por vientos y lluvias en ríos y en el mar, son un gran problema que mata de muchas maneras, y que ya llega a nuestros platos y nuestros vasos», expone Luengo, quien lamenta que haya «una falta total de medidas en la Región para evitarlo».

El Cambio Climático, con mayúsculas, y sus posibles repercusiones, no se puede pasar por alto en este contexto. «Mientras que sabemos que el calentamiento global afecta en mayor medida a nuestro país, y en especial a la mitad sur, en la Región de Murcia no se ha trabajado nada para conseguir reducir el consumo energético, ni para sustituir las energías fósiles por energías renovables, ni hay un plan de eficiencia energética industrial», manifiesta Pedro Luengo. De hecho, destaca, en 2017 las principales empresas emisoras de CO2 en la Región, aumentaron sus emisiones, «y mucho».

Fuente: laopiniondemurcia.es