La transparencia se reduce, se dobla la turbidez, baja la salinidad y la clorofila casi se multiplica por cuatro en las últimas semanas en el Mar Menor esperando la nueva campaña de Turismo 2019 en la laguna salada.

Malas noticias para el Mar Menor: todos los parámetros que miden la calidad de sus aguas han empeorado con respecto a las mismas fechas del año pasado. Y lo que es peor: el deterioro se ha acentuado en las últimas semanas, según los datos oficiales de seguimiento ambiental que acaba de hacer públicos la Comunidad Autónoma. El más llamativo es el que refleja la concentración de clorofila, que si bien hace doce meses era un tercio más alta que ahora, entre el 15 y el 24 de abril casi se multiplicó por cuatro -de 0,28 microgramos por litro a 0,95-. El nivel de clorofila es uno de los indicadores de los procesos de eutrofización, como el que sufrió la laguna en la primavera de 2016.

Según la información que publica la web Canal Mar Menor, la transparencia se ha reducido en más de medio metro de un año a otro -3,07 por 3,66-, pero bajó casi un metro y medio entre el 12 de abril -4,53- y el 29 del mismo mes -3,07-. Además, la turbidez aumenta ligeramente con respecto a 2018 pero se dobla entre el 15 y el 24 de abril. La salinidad también baja, así como el oxígeno: de 7,46 miligramos por litro el 15 de abril a 6,97 nueve días después. Se da la circunstancia de que este deterioro acentuado en la segunda quincena de abril coincide con una bajada de casi un grado y medio en la temperatura del agua.

¿Qué ha ocurrido para que se revierta un proceso de mejora en la calidad del agua que ha sido constante en los últimos años? El portavoz del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa, opina que las fuertes lluvias caídas en Semana Santa y los consiguientes arrastres hacia la laguna no son los culpables, sino posiblemente nuevos vertidos agrícolas. La Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor ya está advertida, asegura a ‘La Verdad’ el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, y ya está tratando de identificar el origen de estos efluentes.

«Hay que tomar medidas drásticas», sostiene el portavoz de este órgano consultivo del Gobierno regional para la recuperación del humedal, que ya había advertido sobre esta situación en un artículo publicado en este periódico: «La infraestructura necesaria para canalizar las aguas, tratarlas, recogerlas tras su utilización, almacenar residuos y reutilizarlas o evacuarlas al lugar y en la forma adecuados, aún no existe. Las aguas pluviales siguen descontroladas, las depuradoras no pueden asimilarlas, los agricultores necesitan regar, pero no se les ha dado una solución para la gestión del riego y sus efluentes. En esta situación es difícil cumplir normativas y, aunque esto nunca será una excusa, es fácil anticipar una muerte anunciada y nuevos vertidos», escribió.

‘Vertido cero’ en entredicho

Nuevos vertidos como los que está denunciando durante los últimos días la plataforma social Pacto por el Mar Menor: los vídeos que está publicando en las redes sociales reflejan entradas abundantes de agua a la laguna tanto desde la rambla del Albujón como por Los Alcázares.

Las goteras del ‘vertido cero’ anunciado por el Gobierno regional en diferentes ocasiones son más que evidentes: no solo por estos últimos episodios, sino porque el uso de desalobradoras por parte de los agricultores del Campo de Cartagena nunca se detuvo pese a que la degradación del Mar Menor se convirtió en un problema medioambiental de alcance internacional y se puso en marcha un proceso judicial, con decenas de imputados, para identificar a los responsables de la contaminación continuada de la laguna.

La prueba está en la operación desplegada a principios del mes pasado por la Guardia Civil, dirigida por la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo y con la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Segura, que acabó con 38 desalobradoras y 35 pozos precintados y 63 agricultores imputados.