El próximo 30 de marzo se cumplen 40 años desde que el trasvase Tajo-Segura se pusiera en marcha y la Asociación de Municipios Ribereños está indignada porque en la vecina Murcia lo van a celebrar con una gran fiesta.

«El Scrats (Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura) celebra 40 años de trasvases, lo que han generado miles de millones en el bolsillo de muy pocos empresarios, mientras que, a cambio, se ha machacado la agricultura tradicional murciana, se ha secado uno de los ríos más importantes de la geografía española y se ha envenenado una joya como el Mar Menor, de la querealmente viven miles de familias murcianas. Todo a costa de arruinar a la comarca ribereña y a ciudades como Toledo y Aranjuez». Así de contundente se muestra Francisco Pérez Torrecilla, presidente de la Asociación de Municipios Ribereños.

Bajo el lema «Somos agua, somos vida, somos Trasvase», el Scrats ha preparado en diferentes puntos de Murcia multitud de actos festivos para el 30 de marzo. El principal será una gran fiesta «revival» de los años 80 y 90 en el auditorio del Parque de Fofó, que contará con varias actuaciones musicales y culminará con el concierto de Revolver. La fiesta es gratuita y también habrá un concurso de disfraces.

«Queremos hacer partícipes a toda la sociedad de la gran labor que ha realizado el trasvase Tajo-Segura durante estos años para mitigar el déficit hídrico estructural del Levante español», explica el presidente del Scrats, Lucas Jiménez. Para él «es fundamental que la gente sepa de la importancia de que el trasvase siga ofreciendo servicio porque de él dependen muchísimos puestos de trabajo agrícolas, el equilibrio medioambiental de la zona e incluso el consumo humano».

La visión que se tiene de la historia del trasvase en Castilla-La Mancha es radicalmente opuesta. «Es una locura; como si a alguien se le ocurriese celebrar con una fiesta el desastre de Chernobyl», cree Pérez Torrecilla. Y afirma: «Los datos están sobre la mesa y ponen de manifiesto el contrasentido; una infraestructura que, en teoría, iba a solucionar los relativos problemas de demanda hídrica del Levante ha conseguido lo contrario: multiplicarlos por culpa de la desmesurada codicia de unos pocos ‘aguatenientes’, que han acorralado a la agricultura tradicional abocándola a su desaparición con prácticas mafiosas».

Pérez Torrecilla añade: «Los regantes se preocupan porque no ha llovido en tres meses, pero resulta que sus embalses no han dejado de crecer y las desaladoras están paradas, generando un mayor sobrecoste y problemas con Europa». Por último, habla del «cinismo de quienes llevan viviendo 40 años a costa de todos los españoles; eso es lo que celebran, jaleados por una administración regional complaciente, que se tapa la nariz cuando pasa por el Mar Menor».

Fuente: abc.es