Grandes promociones a principios de año mitigaron la reducción de visados en los municipios ribereños por la Covid y la crisis ambiental. Las heridas de la costa del Mar Menor sangran por el ladrillo, que impulsó durante décadas el mal llamado ‘turismo residencial’. Y no todo es por la Covid. La crisis ambiental de la laguna, las desastrosas inundaciones y el cierre del aeropuerto de San Javier venían lastrando un nuevo despegue del sector inmobiliario. A pesar de las llagas sin curar, el litoral ha demostrado algo del tirón de antaño para amortiguar «el descenso generalizado del 40% en visados de obra nueva» que afecta a toda la Región, según indica la Federación Regional de Empresarios de la Construcción (Frecom). Los ayuntamientos costeros cifran la caída entre un 40% y un 25% según los municipios, que se traduce en una merma equivalente de los ingresos municipales por el Impuesto de Construcciones y Obras (ICIO).

Este mordisco en la recaudación ha dolido especialmente en un año necesitado de fondos para combatir la propagación del virus, ya que los ayuntamientos han tenido que gastar más en Servicios Sociales y vigilancia policial, por poner solo dos ejemplos, pero además tuvieron que crear nuevas partidas de desinfección o compra de material profiláctico. Uno de losdamnificados es Los Alcázares, epicentro de la cadena de destrucción que ocasionaron las tres DANA del pasado invierno. Las previsiones de ingresos por licencias de obra ascendían a principio de año a 500.000 euros, y a final de noviembre cuentan con un saldo reconocido de 274.000 euros. El alcalde, Mario Pérez Cervera, cree que la caída de visados de obra nueva se debe sobre todo a una circunstancia ajena a la crisis sanitaria. «La suspensión judicial del Plan Parcial La Serena Golf por un defecto de forma ha impedido dar licencias en la principal zona de desarrollo del municipio, a pesar de que varias empresas constructoras esperan para poder hacer sus promociones en un espacio que está ya urbanizado y con un potencial enorme para crecer con calidad», explica el alcalde. Espera que el acuerdo convenido entre la empresa y la autoridad judicial permita desbloquear las licencias de obra en las próximas semanas. «Se notará, porque hay empresas a la espera», señala Pérez, quien destaca «el interés en invertir en Los Alcázares en varios proyectos turísticos».

Parón de plusvalías
En San Javier el número de licencias de obra mayor ha caído un 33% entre enero y noviembre de este año con respecto a 2019. Su impacto en los ingresos municipales se ha suavizado con el pago en el primer semestre de un par de tasas de grandes promociones. De los 537.000 euros previstos en cobros por el ICIO, las arcas municipales llegan a final de año con unos raspados 400.000 euros. «El parón se ha notado más por la paralización de las plusvalías debido a la menor actividad en la compra venta de viviendas», señala el concejal de Hacienda, Héctor Verdú. «Estamos en una situación muy cambiante, poco propicia para invertir, y hubiera ayudado la enmienda desestimada del PP a los Presupuestos Generales del Estado para bonificar fiscalmente más de un 30% a quien invierta en el Mar Menor», subraya el alcalde, José Miguel Luengo.

En San Pedro del Pinatar estiman una reducción del 25% en el número de licencias, que les supondrá una pérdida del 30% de este tipo de ingresos. En 2019, el Ayuntamiento recaudó 430.000 euros por el ICIO de 102 visados de obra nueva, que este año se quedarán en unos 300.000 euros por 74 licencias. «Compensan las obras grandes que tenemos este año, con promociones de viviendas de calidad, con piscinas y pistas deportivas», indica la concejal de Urbanismo, Ángela Gaona. Detecta «más parón en los promotores locales que están expectantes, pero se sigue construyendo». Las zonas residenciales crecen hacia el entorno del colegio Castelar, el barrio de Los Pinos y en entorno de la Casa del Reloj. También frente a la estación de autobuses. «La máquina no para, ya que muchos habían comprado suelo y siguen adelante, pero tal vez se toman menos decisiones nuevas, lo que podría notarse en la actividad del próximo año más que en esta», subraya el concejal de Hacienda, José Fernández Andreo.

La reactivación pasa por «regenerar la laguna y el plan de inundaciones»

Para la Federación Regional de Empresarios de la Construcción (Frecom), el descenso de la actividad constructiva se debe a «un cúmulo de circunstancias». «Hasta 2018 se incrementaba progresivamente el volumen de obra nueva, y ya 2019 fue un punto de inflexión, lo que nos indicaba que existían ‘patologías previas’, básicamente de incertidumbre económica, que se han visto agravadas como es evidente por la situación del Mar Menor, las dramáticas inundaciones y la crisis sanitaria», indican desde la patronal.

Los empresarios del sector no esperan la recuperación hasta otoño de 2021 y confían en que «se apueste por la construcción como palanca de la reactivación económica y la generación de empleo». Consideran que en la costa murciana pasa por «la regeneración del Mar Menor, la efectividad de los fondos europeos, el plan contra inundaciones, la inversión en obra pública que en lo que va de año ha retrocedido un 80%, y la apuesta por la rehabilitación urbana para cumplir con la transición ecológica que nos demanda Europa».

Viviendas vacías

Sobre la bolsa de viviendas vacías que arrastran los municipios costeros del ‘crack’ inmobiliario anterior, Frecom señala que «están fuera del mercado». «Ya sea por deslocalización, calidad, diseño o precio, no encuentran comprador, lo que no impide que se puedan desarrollar nuevas actuaciones que cumplan con los requisitos que demanda el cliente», responden desde la Federación.

Fuente: laverdad.es