La capa de algas verdosas desaparece de las playas del Mar Menor al paso de las brigadas de limpieza enviadas por la Comunidad Autónoma. A pesar de que los expertos aseguran que volverán a reaparecer, en tanto no se elimine la entrada de nitratos a la laguna, los dueños de los negocios de primera línea de costa respiran más aliviados.

El mal estado del Mar Menor «nos va a afectar este verano más que la epidemia», comenta Raquel, propietaria del chiringuito que funciona frente a la playa del Pescador, en Santiago de la Ribera, una de las más afectadas por la masificación de algas en descomposición. «Tenemos clientela, pero vamos a ver cómo reaccionan este verano», afirma la hostelera.

Más cerca del agua, las amigas Verónica y Lucía tomaban el sol frente a la playa de Castillicos, que se ha librado de la explosión de algas flotantes esta primavera. «Aquí está bien la playa, pero aún no nos atrevemos a bañarnos», comentan.

Los chiringuitos de la primera línea levantan ya sus cierres para aprovechar el primer tirón de la desescalada. «Hay trabajo en cualquier bar desde el molino para abajo», cuenta el camarero de uno de los negocios del paseo de Villananitos.

Mientras tanto, el Mar Menor va manifestando sus síntomas como un enfermo pendiente de tratamiento. Las brigadas de limpieza continuaron ayer retirando el exceso de algas que han reparecido en las playas en los últimos días, sobre todo en las de La Mota (San Pedro del Pinatar), Colón y el Pescador (Santiago de la Ribera), Las Salinas (Los Alcázares) y Los Nietos y Los Urrutias (Cartagena), aunque también se han concentrado en las orillas de La Manga.

Mediante rastrillo en las orillas
Con rastrillo para la retirada manual en las orillas y tractores para el transporte de los residuos marinos, los operarios dejaban tras de sí un mejor paisaje playero, aunque los expertos aseguran que este trabajo será parecido al de Sísifo, que tenía que ascender una y otra vez la piedra a lo alto del monte para dejarla caer de nuevo.

«Son abundantes en aguas continentales, ríos y lagunas, pero también en zonas portuarias donde hay remanso, pero en todo caso son indicadoras de aguas contaminadas con gran cantidad de nutrientes», asegura el biólogo especialista en plantas marinas Juan Manuel Ruiz, investigador del Instituto Español de Oceanografía. En esa masa verdosa que flota en los primeros metros de las orillas hay varias clases de algas, como la Cladophora o la Enteromorpha.

«La actividad fotosintética que tienen es muy alta, acumulan burbujas y, cuando tienen una gran cantidad de aire, flotan. La capa que está más en contacto con el sol se pone marrón, termina pudriéndose y va al fondo, donde termina de descomponerse y contribuye a aumentar el fango», explica el experto.

Debilidad de la laguna
Si no se retiran, los restos quedarán en el fondo junto con los nutrientes que han absorbido, por lo que en las toneladas de algas retiradas estos días también se elimina contaminación.

Esa situación de debilidad de la laguna, con la salinidad más baja que nunca y la carga de nitratos procedentes de la agricultura que han llegado con los arrastres de lluvia en los últimos meses, es la que aprovechan estas especies.

«Son auténticas oportunistas», señala Ruiz. La única forma de acabar con estos episodios de proliferación extrema es «parar los nutrientes en origen», afirma. «Hay que regular la agricultura y toda actividad que suponga aportes al acuífero», indica el experto, que coincide con el químico Ramón Pagán, del grupo coordinador del Pacto por el Mar Menor. «Se reproducen a una velocidad brutal», afirma.

Fuente: laverdad.es