El alcalde de San Javier lo ve «necesario para La Manga», aunque Pérez Ruzafa advierte de que «servirá de poco si se deteriora el Mar Menor».

Conducir hacia el norte de La Manga bajo el mar es la solución que lanzó ayer el alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, para solucionar los achaques recurrentes que afectan al puente de El Estacio y que, en cada avería, obligan a cerrar la laguna a la entrada o salida de veleros cuyo palo exceda los siete metros de alto. Luengo anunció que el Ayuntamiento ya ha encargado al Colegio de Ingenieros de Caminos de Murcia un anteproyecto para construir un túnel bajo el mar. «Aportaría seguridad para todos», afirmó.

El alcalde defiende que «hay cientos de experiencias en todo el mundo y es necesario para La Manga, porque sería olvidarnos de que se pueda pasar cada dos horas o no por el puente», indicó en referencia al horario de aperturas del paso elevado que los barcos tienen que esperar para salir o entrar al Mar Menor. A su vez, con cada elevación del puente abatible, los vehículos tienen que esperar en cola a que se restablezca el paso. «No es un invento ni una novedad, y hay que empezar a hablar de ello», indicó sobre una alternativa nueva al puente de El Estacio, la gola que se ensanchó de forma artificial en los años sesenta.

El primer puente que unió La Manga con la zona norte fue giratorio, y su deterioro paulatino -fue construido en 1969- dio lugar a episodios de emergencia ciudadana, ya que más de una rotura dejó a decenas de familias aisladas al norte del canal. La Comunidad invirtió 9 millones de euros en 2003 en la construcción del nuevo puente basculante. El mantenimiento costó al Consistorio unos 220.000 euros al año durante más de una década, aunque un acuerdo con el puerto de Tomás Maestre compromete a esta entidad a cubrir un porcentaje creciente del gasto hasta llegar al total.

Luengo recordó ayer que «las condiciones de erosión que padece el puente lo exponen a averías. La última vez estuvimos tres semanas a la espera de una pieza de Alemania», destacó ayer en la rueda de prensa que, tras el Consejo de Gobierno, ofreció con el presidente regional, Fernando López Miras, quien dio el visto bueno a la infraestructura de calado que planteó Luengo. «Habrá que ver el impacto y el presupuesto, pero lo vemos bien», dijo Miras.

Desigual efecto

A falta de conocer la viabilidad del proyecto, el anunciado túnel satisfará a unos -el empresariado de La Manga siempre lo reclamó- y enojará a otros, principalmente el colectivo científico y los grupos ecologistas. Para el catedrático de Ecología Ángel Pérez Ruzafa, portavoz del Comité Científico del Mar Menor, «es una obra demasiado ambiciosa para el problema que trata de solucionarse».

El profesor de la UMU destaca «las implicaciones geológicas y ambientales». Construir un túnel para evitar las averías del puente cree que es «matar moscas a cañonazos». «De poco servirá un túnel si se nos deteriora la laguna», indica Ruzafa, quien se cuestiona «si es el proyecto más urgente, cuando debemos hacer compatible la agricultura con la calidad ambiental del Mar Menor, y eso pasa por infraestructuras que canalicen las aguas en la cuenca de drenaje».

«Desviar los esfuerzos no puede ser lo más adecuado», insiste el catedrático. Le preocupa «que se construyan vías que saturen más todavía el espacio». «Ese túnel puede resolver que el puente se deteriore, pero también puede abrir dos entradas a un cuello de botella», explicó ayer el experto. «La actividad económica también salva el Mar Menor pero debe estar planificada», dijo.

Fuente: laverdad.es