Un estudio llevado a cabo por biólogos de la cofradía de pescadores de San Pedro del Pinatar muestra en sus primeros resultados que la medida del crustáceo debe ser de 32 mm en hembras y 23,5 en machos.

El proyecto Asapemm (Asesoramiento para la sostenibilidad ambiental de la pesquería del langostino del Mar Menor) es un proyecto de investigación en el que trabajan de la mano biólogos y pescadores; está financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.

El objetivo es conseguir que se aprovechen los recursos del Mar Menor, en este caso el langostino, de manera sostenible y sin sobre explotar los fondos marinos. También se quiere evitar la pesca de especies secundarias como la dorada o la chapa, así como algunas de alto valor ecológico como el caballito de mar.

El estudio comenzó el 3 de enero de este mismo año capitaneado por Pedro Martínez y Ana Muñoz, biólogos de la cofradía de San Pedro, y culminará a finales de diciembre. Sin embargo, ya se tienen resultados muy alentadores para el gremio de la pesca.

Se ha tomado muestras de cientos de langostinos en distintos lugares y se han comparado con los que se capturan en lugares como Guardamar y Santa Pola. También se ha estudiado el tamaño, lugar de reproducción y número de individuos; las técnicas tradicionales de captura, los periodos de veda y la mejor forma de desechar las especies secundarias sin perjuicio para las mismas.

En la jornada del viernes, trabajadores de las distintas cofradías pudieron conocer los resultados que ya se tienen antes de que culmine el estudio. En la charla, los biólogos relacionaron cada técnica de pesca tradicional (trasmallo y charamita) con la captura de individuos de distintos tamaños.

Por otro lado, se conoce la talla que debe tener el langostino para estar maduro y poder capturarse, evitando la pesca de alevines: 32 mm en hembras y 23,5 mm en machos. ”El mayor problema que tiene este arte es que se cogen alevines de especies de tamaño antirreglamentario», comenta un pescador y continúa diciendo que «hay que concienciar al pescador porque puede perder la pesquería”. En la línea de no capturar tallas pequeñas, se ha investigado el ciclo reproductivo de la especie para imponer las vedas pertinentes, finalmente en junio y julio.

También hay que destacar la invención de una ‘jaula de supervivencia’ para devolver al mar a las especies secundarias a salvo, evitando la depredación de las aves, un aspecto que hasta ahora ha sido un problema para estos trabajadores del mar. El coste de la jaula rondaría los 20 euros por nave. ”Si se demuestra eficaz, tendría que ser obligatorio”, comenta uno de los asistentes a la reunión.

A pesar de que aún quedan dos meses para la finalización del estudio, como gran conclusión de la charla, se habló del arte de la pesca del langostino en el Mar Menor en términos de sub explotación, sin perjuicio de la especie y en equilibrio, a pesar de que puedan mejorarse ciertos aspectos.

Fuente: La Opinión de Murcia