ANSE y WWF recuerdan que numerosos informes científicos y de las mismas administraciones consideran que el problema de eutrofización del Mar Menor tiene su origen, principalmente, en la llegada de nutrientes de la agricultura intensiva cuyo control debe ser una prioridad.

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) y WWF España han mostrado su satisfacción por la decisión de la Confederación Hidrográfica del Segura, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en declarar el acuífero del Campo de Cartagena como masa de agua subterránea en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo o químico en cumplimiento de la Directiva de Nitratos.

Ambas organizaciones consideran que aunque la declaración estaba requerida por el marco legislativo vigente, puede constituir el primer paso para una recuperación integral del Mar Menor, siempre y cuando se adopten y apliquen urgentemente medidas adecuadas para evitar en origen que la contaminación por nitratos siga aumentando como evitar su llegada a la laguna costera.

Las organizaciones recuerdan que la recuperación real y efectiva del Mar Menor pasa, necesariamente, por la recuperación de la calidad del agua del acuífero del Campo de Cartagena y en definitiva una transformación profunda de la agricultura intensiva de regadío que se desarrolla sobre el mismo y que condiciona los flujos hídricos y de nutrientes. En este sentido, el sector agrícola se enfrenta a una oportunidad única de contribuir a la recuperación de la laguna y seguir siendo un valor económico para la Región.

En este sentido, las organizaciones han venido solicitando, como primer paso, una reducción significativa de la agricultura intensiva en la cuenca de la laguna centrada en los regadíos que carecen de Derechos de Riego y que fueron puestos de manifiesto en el informe presentado en 2018[1].

Tanto WWF como ANSE lamentan que, a pesar de las advertencias realizadas desde sectores científicos y organizaciones ambientales durante décadas, visualizado el problema de la eutrofia desde 2016 con la llamada “sopa verde”[2], apenas se hayan adoptado medidas tales como el levantamiento de los regadíos ilegales o el control eficaz del uso de nutrientes en campo.

Las organizaciones esperan que la declaración de masa de agua en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo o químico esté sometida al control de las autoridades comunitarias en el marco del Dictamen motivado por incumplimiento de la Directiva 91/676/CEE y se traduzca en medidas urgentes pues el Mar Menor no puede esperar más.