Sobre rutas,parajes y fiestas varias

Los pueblos del interior cercanos al Mar Menor se llenan de gente que sale de nuestro marco litoral para adentrarse en las aventuras rurales durante su periodo vacacional. Esta epidemia de gentes que se lanzan a los pueblos y aldeas hace que muchos pueblos cambien sus peculiares costumbres y se conviertan en pequeños resorts extraños. Pero lo peor es los daños que causan al entorno los senderistas de postal, los ciclistas de domingo y los turistas acostumbrados a las urbes donde si tiran sus desperdicios siempre hay alguien que los recoge.

Pues si los caminantes de medio pelo.. y demás “amantes de la naturaleza” destrozan paso a paso muchos lugares que son parte de nuestro entorno.

Todos los que conocemos la zona del mar menor sabemos que ir al Cabezo Gordo es una excursión interesante, pues bien se ha convertido en un sitio de peregrinación de grupos poco respetuosos con lo que ese maravilloso entorno tiene. En el parque natural de las Salinas de San Pedro del Pinatar no es difícil encontrar restos de latas, bolsas o botes de bronceador.

Luego tenemos los nuevos amantes de la naturaleza… mochileros de medio pelo que recorren costas y pueblos dejando sus huella allá por donde van..

¿Y como paramos esta pandemia?

Nuestros pueblos se hallan atestados de pseudos ruralistas vacacionales.

Y estos idílicos sitios terminan por cambiar y las aldeas se convierten en hospedajes , ahora equipado con wi-fi y piscina, les ceden sus mejores alcobas y los agasajan con sabrosos tomates de sus huertas, orujo o la longaniza típica de la zona. Y lo más increíble llega con las fiestas patronales de los pueblos o las romerías .. Los abuelos se acercan a comer viandas gratis en autobuses.. los niños corren a sus anchas por sembrados destrozando pisada a pisada todo lo que pueden..

Muchas veces pienso que la gente está abducida por el espíritu de Labordeta recorriendo campos y parajes a golpe de mochila , pero sin el respeto que todo esto merece