Sin la agricultura de la Región de Murcia, España se muere de hambre

El campo se rebela y da un golpe en la mesa con la esperanza de que las administraciones y el apoyo de la sociedad les ayuden a presionar para encontrar soluciones a sus problemas.

Han olvidado que sin nosotros no se come. Con la moral bien alta y a hacer mucho ruido, que se den cuenta de que no están tratando con payasos». Así animaba ayer Pepe Sánchez a sus compañeros, todos ellos agricultores de la zona del Mar Menor, a su llegada a la avenida de la Libertad, lugar en el que se congregaron cientos de trabajadores del campo antes de la salida de la manifestación, que reunió a más de 5.000 personas.

Algunos se habían levantado antes de las cinco de la mañana para acudir a la cita, aunque para muchos de estos profesionales agrícolas «eso no es madrugar. Estamos acostumbrados a los peores horarios bajo las inclemencias del tiempo, pero nadie lo agradece».

El ambiente amable y festivo con el que empezó la convocatoria a primera hora discurrió entre abrazos y saludos a compañeros, cánticos y banderas. Tras dar buena cuenta del almuerzo, la atmósfera fue encendiéndose mientras la plaza se llenaba y las quejas por la situación a la que se enfrenta el sector iban apoderándose del clima.

«Tenemos que pagar la misma seguridad social y los mismos impuestos que el resto, pero no ganamos lo suficiente para mantenernos», lamentaba Jesús, al frente de un empresa agrícola en Moratalla.

La subida de los precios de la electricidad, los combustibles y el agua son las principales causas por las que el campo de la Región tomó ayer las calles. «Queremos que nos dejen trabajar», explicó José Pérez, patrón de una empresa agrícola en el Campo de Cartagena. Reconoce que las movilizaciones del campo «siempre son muy llamativas, captamos la atención y se pone el foco en nuestra problemática, pero luego no llegan las soluciones». Es por eso que muchos ayer, al igual que José, no estaban muy convencidos de que «la manifestación vaya a servir para algo, pero no haciéndola es como seguro que no conseguiremos nada».

La entrada de centenares de tractores, camiones y sembradoras por la avenida de la Constitución hacia la Gran Vía fue el pistoletazo de salida de la protesta. Los vehículos fueron recibidos entre aplausos por los agricultores, que se les unieron a pie.

«Con toda la angustia que estamos viviendo, esto es como una fiesta para nosotras», destacó mientras se envolvía en una bandera de España Lourdes, una vecina de Torre Pacheco cuya familia vive del campo.

A los agricultores en activo también se sumaron otros que ya se han retirado. Fue el caso de dos parejas de jubilados llegadas desde San Cayetano, en San Javier. «Algunos no estamos ya trabajando en el campo, pero sabemos lo que están pasando y tenemos que presionar», señaló Fabián. Su compañera, Valentina, explicó que quienes trabajan la tierra «son los que más arriesgan. No entendemos cómo las verduras se pagan carísimas en el supermercado y a nosotros nos pagan una parte tan pequeña».

A los intermediarios también señalaron ayer varios dueños de explotaciones agrícolas como los «culpables de nuestra ruina». Juan Luis, agricultor de Moratalla, incidió en la necesidad de que las administraciones intervengan en «esta sangría» que sufren por parte de las grandes empresas que compran sus cosechas a un precio ínfimo en comparación con el que se vende al consumidor final. «Nos están asfixiando».

A los ya consabidos sectores de la fruta, la verdura y la hortaliza también se sumaron este miércoles en las reivindicaciones trabajadores del sector primario dedicados a los cereales, la almendra, la apicultura y la flor cortada, igualmente afectados por la crisis de precios que atraviesa el país.

La tertulia política

La manifestación también dejó espacio para la tertulia de actualidad y la política fue uno de los temas más candentes entre los corrillos que se iban formando a lo largo del río de gente que avanzó hasta la Delegación del Gobierno.

El análisis político de los agricultores no pasó por alto los resultados de las elecciones en Castilla y León, comicios que muchos calificaron de «premonitorios de lo que va a pasar aquí en la Región». «Casado nos ha perdido al decir que no pactará con Vox, que es el único que nos defiende a machete, y lo verán en las urnas», señaló Antonio, agricultor del Altiplano al que sus compañeros aplaudieron tras su profecía política.

Precisamente entre aplausos y vítores fue recibido ayer Santiago Abascal a su llegada a la manifestación. Entre gritos de ‘presidente’ un centenar de personas rodeó al líder de Vox para agradecerle su presencia y tratar de echarse una foto con él subido al tractor. No faltó el padre que entregó a su bebé a los brazos del líder conservador como si de una imagen de Semana Santa se tratase.

De héroes a villanos

«Sin los agricultores de la Región, España se muere de hambre, hay que decirlo fuerte y claro», proclamó Antonio García, presidente de una cooperativa de Lorca. Confesó que el sector está desesperado y desamparado y reconoce que echan de menos más apoyo de la sociedad. «Aún no entendemos cómo hemos podido pasar en semanas de ser héroes a ser villanos».

Lamentó que nadie recuerde cuando, durante el confinamiento, los agricultores continuaban saliendo al campo «para llenar los frigoríficos del país. Ahora necesitamos el apoyo social de todas esas personas».

Un golpe en la mesa

No fueron pocos los participantes en la protesta de este miércoles que ya tenían la vista puesta en el siguiente movimiento. Si las soluciones que exigen no llegan pronto, «habrá que dar un golpe contundente en la mesa», advirtió ayer un numeroso grupo de empleados agrícolas de la zona del Mar Menor. «Si la protesta no sirve, habrá parones, y a ver cómo hacen los españoles para comer entonces».

Un coche fúnebre traslada los restos del trasvase Tajo-Segura durante la protesta

Entre tractores y camiones, uno de los vehículos que más miradas atrajo ayer fue el coche fúnebre «con los restos del trasvase». Con coronas de los agricultores del Levante a los lados, el vehículo escenificó la muerte del acueducto Tajo-Segura, infraestructura reivindicada como fuente de «futuro y símbolo de respeto para el campo». En el interior, en lugar de un ataúd había cajas con frutas y verduras. «Con el fin del trasvase llegará la muerte de nuestra agricultura», explicaba uno de los integrantes del ‘cortejo fúnebre’.

Los aviones antilluvia se hacen hueco en la manifestación

Los agricultores se plantan ante la manipulación del tiempo. Así lo hicieron saber algunos de ellos ayer durante la manifestación. Al menos una decena de tractores portaron carteles en los que se podían leer proclamas como ‘No a la manipulación del tiempo’ o ‘Se adueñan del agua del suelo, ahora se apropian del agua del cielo’. Uno de los conductores de estos vehículos culpó a los «aviones antilluvia y al yoduro de plata» de la sequía.

Agricultura Sostenible Mar Menor

Fuente: laopiniondemurcia.es