Transición Ecológica trabaja en un plan de protección que contempla la “recuperación” para el dominio público de tres centenares de viviendas, hoteles, restaurantes o chiringuitos.

En el complejo de edificaciones de la Urbanización las Sirenas, en el primer tramo de acceso sur de La Manga del Mar Menor, casi todos los apartamentos tienen las persianas bajadas. El lugar es casi un desierto de población en febrero. Pero el cierre no deja de ser una prudente medida de prevención.
El mes pasado, muchas de las ventanas y fachadas en primera línea, entre la playa de Marchamalo y la playa de Levante, sirvieron de escollera al fuerte oleaje del temporal. Barandillas enteras de piedra del estrecho paseo marítimo (tres o cuatro metros de ancho) que separa las edificaciones de la arena cedieron al empuje del mar.
Tramos de la cimentación cedieron y casi un metro de grosor de los cientos de metros cúbicos de aportes artificiales de arena se esfumó arrastrado hacia el interior del Mediterráneo o hacia el brazo de tierra que separa la laguna interior del Mar Mayor, dejando desnudo el antiguo alcantarillado que llevaba las aguas fecales directamente al mar.

Visitar la zona tras el temporal en pleno invierno es tener una sensación de viaje a un escenario de aire postapocalíptico. La Manga del Mar Menor es la zona cero de la borrasca Gloria y sus efectos un problema añadido a los muchos de sostenibilidad que sufre este espacio natural completamente invadido y desbordado por la actividad humana desde distintos frentes, tanto por los vertidos agrícolas como por la explotación turística y urbanística.

“La recuperación del dominio público es una de las prioridades de las actuaciones en la costa en estudio”, señala el plan de protección literal
Saber qué pasará con La Manga en las próximas décadas es un ejercicio de adivinación incierto. Pero el Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera guarda en el cajón un documento que da muchas pistas sobre el futuro y sobre cómo enfoca la problemática de litoral murciano y sus posibles soluciones, además de poner el dedo en la llaga de un asunto siempre polémico: el encaje entre propiedades y edificaciones en primera línea y el cambiante límite del dominio público marítimo-terrestre.

Se trata del Plan para la Protección del Borde Litoral del Mar Menor, un trabajo encargado al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) por parte de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar (DGSCM). Aunque el Ministerio de Transición Ecológica sostiene que se trata de un borrador en fase muy inicial, todavía no sometido a información pública y abierto a modificaciones, lo cierto es que el documento, avanzado parcialmente por el periódico ‘La Verdad de Murcia’ y al que ha tenido acceso El Confidencial, se extiende sobre 394 páginas y hace un exhaustivo repaso de la situación actual de todos los espacios de costa afectos al Mar Menor y al lado exterior de La Manga, lo que se conoce como Mar Mayor.

La Ley de Costas considera de dominio público lo que quede dentro del límite marcado por las olas de cinco borrascas en los últimos cinco años. Desde 2017, el Mediterráneo ha vivido ya cuatro DANA

El borrador hace un diagnóstico general y exhaustivo, tramo a tramo y playa a playa, señalando la necesidad de realizar cambios y acciones ligadas al modelo productivo y de desarrollo en el que considera que deben comprometerse “todos los actores del territorio” y que están relacionados con la actividad agrícola, el saneamiento, la gestión de residuos, la ejecución de figuras de protección y la propia ordenación del territorio. Y anticipa, además, varios escenarios de lo que podría ocurrir a lo largo de los próximos ochenta años con el actual nivel de emisiones de gases de efecto invernadero: regresión importante del brazo de tierra de La Manga en 2040 o 2050 e, incluso, su desaparición parcial al final del siglo actual.

En lo que se refiere al apartado de ordenación del territorio, Costas sostiene que la mayoría de municipios ribereños no disponen de planeamiento urbanístico adaptado a la ley del suelo regional y que “las directrices de ordenación del litoral de la Región de Murcia, aprobadas en 2004, no parecen haber garantizado una adecuada ordenación de la zona”. En resumen, el trabajo no hace sino constatar una realidad a la vista de cualquier observador: que el urbanismo del Mar Menor adolece de todo orden, una característica especialmente evidente en la barra de La Manga, donde los edificios de apartamentos, chalés y otro tipo de edificaciones como zonas de fondeo o atraque de embarcaciones han proliferado sin apenas control desde que en los años sesenta comenzaran a ejecutarse los primeros desarrollos urbanísticos. Por ello, el plan inicial defiende que procede “plantearse la conveniencia de sustituir o eliminar aquellas infraestructuras que mayores impactos provocan y reducir la carga de infraestructuras existente”, cuando estas condicionen el movimiento de sedimentos, la evolución de las playas y el oleaje de la laguna interior o del exterior.

Una parte importante del plan pasa por recuperar franjas del Dominio Público Marítimo Terrestre para propiciar su regeneración y realizar actuaciones de protección y recuperación ambiental desde el puerto de Pilar de la Horadada hasta el murciano Cabo de Palos. Esa ocupación, a través de deslindes, afectaría a suelos que actualmente albergan propiedades y edificaciones privadas. El plan ha detectado más de tres centenares en el conjunto costero y en los términos municipales de Cartagena (La Manga, los Nietos y los Urrutias), San Javier, San Pedro del Pinatar y Pilar de la Horadada. Hay 248 viviendas, 42 chiringuitos, cuatro hoteles o 15 restaurantes. “La recuperación del dominio público es una de las prioridades de las actuaciones en la costa en estudio”, señala. El texto llega acompañado de planos de identificación de estos inmuebles y advierte: “En el caso de resultar ilegales se debe proceder a su recuperación”.

Fuente: https://www.elconfidencial.com