El mal estado de las aguas se traslada al grupo de investigadores que estudia Mar Menor que debaten cómo solucionarlo. Ocho han abandonado desde su formación en 2016, cuatro de ellos en los últimos días.

El Mar Menor vive sus momentos más duros. Sus aguas están contaminadas. Millones de peces han muerto. La acumulación de errores en su gestión se cuenta por décadas. Turismo masivo, agricultura intensiva, un acuífero subterráneo repleto de nitratos y la DANA (gota fría) más devastadora de su historia lo han puesto en jaque mate. Su mal estado afecta incluso al equipo de científicos que debaten cómo solucionarlo. Ocho han abandonado desde su formación en 2016.

El comité Científico del Mar Menor lo forman expertos de distintas disciplinas: oceanografía, biología, ecología, hidrología, ciencias ambientales, contaminación y suelos. Cada uno domina un tema. El problema es que el Mar Menor es un todo y un ecosistema complejo que no se rige por una única especialidad científica. Las opiniones divergen en lo que le toca a cada uno al tratar un mismo problema. Por ello, se requiere que trabajen con un protocolo de análisis ordenado y que se lleguen a conclusiones consensuadas. Esto no ocurre así y es el origen de las disputas que han roto al grupo y han producido la salida de cuatro de ellos en junio de 2018. Otros cuatro lo acaban de hacer, como informa el periódico ‘La Verdad de Cartagena’.

La problemática del Mar Menor proviene por su delicado equilibrio de aguas. La masa salada ocupa 135 kilómetros cuadrados de superficie por entre cuatro y seis metros de profundidad. Por debajo y a su alrededor, se mezcla con aguas salobres contaminadas en nitratos que provienen de la descarga de cinco acuíferos. El mayor de ellos, el Campo de Cartagena, ocupa un área de 1.240 kilómetros cuadrados y tiene una profundidad de 50 metros.

ESTIÉRCOL, NITRATOS Y DESALOBRADORAS AL MAR MENOR

Este acuífero está completo y el nivel del agua que contiene llega a tan sólo un metro de la superficie. En las orillas, en algunos puntos, incluso sale como un manantial y acaba en la laguna. Por encima se extienden los campos de cultivo (abonados con estiércol) que se riegan con el agua del acuífero (que tiene nitratos) y del trasvase Tajo-Segura. Por la fuerte demanda, cientos de pozos y desalobradoras completan el panorama del ciclo de contaminantes que terminan en el Mar Menor. Cada experto del comité debe defender su postura, según los conocimientos en su campo, a la hora de tratar esta diversidad de temas fuertemente relacionados entre sí. De ahí sus quebraderos de cabeza.

Uno de los puntos de desacuerdo es el modo en que se producen sus reuniones. Hay miembros científicos, técnicos y personal administrativo de la Región de Murcia. Por esta razón, a la hora de valorar y emprender acciones, las opiniones y tareas parecen difusas. “Hay veces que se toman decisiones en nombre del comité científico. Y nosotros hacemos diagnósticos, hacemos valoraciones, pero no somos los responsables de las decisiones. Esa es responsabilidad del político. Esto es un engaño. No es un comité científico”, ha afirmado a EL MUNDO Juan Manuel Ruiz, científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y uno de los últimos miembros en abandonar el Comité Científico del Mar Menor

LA DANA, UNIDA AL LAMENTABLE ESTADO DEL MAR MENOR

Este punto de conflicto es importante, ya que los que han abandonado el comité ahora (Juan Manuel Ruiz -IEO-, Jose Álvarez Rogel -Universidad Politécnica de Cartagena-, Víctor Manuel León León -IEO-, Gonzalo González Barberá -Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura-) han destacado que no sólo ha sido la DANA la causante de la muerte de peces y crustáceos, sino que es el lamentable estado del Mar Menor el responsable de la anoxia y la asfixia de los peces con la DANA. Según informa ‘El Diario’, tanto las declaraciones que se excusan en la gota fría, como la negación del mal estado anterior del Mar Menor son los reproches que hacen los exmiembros del comité, que denuncian “falta de independencia” y “manipulación” por parte de algunos representantes del equipo de expertos.

“No son razones políticas. Son razones científicas de no estar de acuerdo con diagnósticos que se han hecho”, ha aclarado Jose Luis García Aróstegui, hidrólogo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). El investigador ha destacado, además, la falta de una voz única. “El portavoz no ha aportado la voz del comité, porque nunca se ha hecho un comunicado consensuado para explicar la posición del comité. Eso no se ha hecho nunca”.

García Aróstegui ha explicado a este periódico su deseo de reorganizar el comité, con un diseño de protocolos claro, una refundación de sus miembros y una voz consensuada única. Y, de hacerte esto ¿volverían los que se han ido? “Tendrán que volver. Son los que saben”, ha comentado García Aróstegui, una opinión que no descarta tampoco alguno de los expertos que han abandonado el grupo consultados.

Fuente: elmundo.es