Ya estamos pensando en el cambio de armario, las vacaciones y tomar el sol en la playa. Pero tras muchos meses de frío y de estar completamente tapados, no podemos adentrarnos en el verano sin haber preparado antes nuestra piel. Toma nota, porque te damos unos cuidados básicos que debes realizar para disfrutar de los primeros rayos de sol en nuestra preciosa laguna o en nuestro “Mar Mayor”.

1. Cuidar la alimentación
Aunque hayas mantenido una dieta sana y equilibrada durante todo el año, es tiempo de hacer unos pequeños cambios en la alimentación si tu objetivo es cuidar tu piel y prepararla para una exposición prolongada al sol. Para eso debes aumentar la ingesta de frutas y verduras ricas en antioxidantes –que contengan beta carotenos y vitamina C–, como las fresas, kiwis y melón, o las zanahorias, el brócoli y los tomates.

2. Puesta a punto de la piel
Exfoliar el cuerpo es imprescindible para una buena puesta a punto de la piel. Este tratamiento elimina impurezas y células muertas que se quedan en la superficie de la piel a lo largo del invierno. De esta forma renovarás la epidermis y favorecerás el bronceado de la misma. Eso sí, si no quieres que tu piel sufra más de la cuenta, utiliza un exfoliante suave que cumpla su misión sin irritar la piel.

3. Una buena dosis de hidratación
Además de beber entre uno y dos litros diarios, los expertos también recomiendan hidratar la piel cada día, más si el calor aprieta, para mantener en orden el porcentaje de agua del organismo. Con el cambio de temperatura lo mejor es cambiar los productos que usamos, así que pásate a una crema hidratante con textura ligera y, como complemento durante el día, utiliza un agua de belleza que refresque y revitalice la piel.

4. Prepara la piel para el sol

Utilizar productos preparadores unos días antes de la primera exposición solar es la mejor para reforzar la piel y conseguir el bronceado que tanto deseas. Ya sea en cápsulas o en spray, estos productos refuerzan la barrera protectora de la piel para aumentar su resistencia ante el impacto de los rayos UV. Eso sí, no pienses que son un sustituto de las cremas solares. El uso del protector solar es imprescindible en cualquier caso. Da igual la época del año, protegerse del sol es una de las normas básicas para cuidar la piel. Aunque en verano hay que reforzar este paso y no solo usarlo cuando estés en la playa o en la piscina. En nuestro día a día también sufrimos la agresiones del sol, así que utiliza una crema protectora fluida que no deje restos en la piel.

5. Coge el tono adecuado

Si te cuesta mucho coger el bronceado adecuado puedes empezar antes de tiempo con la ayuda de los autobronceadores. Estos productos permiten lucir una piel morena, sana y con brillo. De hecho, la gente recurre tanto a los autobronceadores porque, a diferencia de los rayos UV, no inciden en la pérdida de elasticidad de la piel ni en su envejecimiento prematuro. Incorpora el autobronceador en tu rutina de belleza para que no te sea tan difícil el momento del bikini y conseguir así el bronceado perfecto.