La contaminación en el Mar Menor
La contaminación por nuevos fármacos y cosméticos, desafíos para el Mar Menor. Una investigación llevada a cabo en la laguna salada de Murcia busca arrojar luz sobre nuevos compuestos creados por la industria que acaban en el agua. Estudian cómo se acumulan en los tejidos de los organismos.
La contaminación en el Mar Menor Murcia
Nuevos fármacos, nuevos cosméticos, nuevos pesticidas. La industria no cesa de innovar y crear productos novedosos que los consumidores acogen con entusiasmo. Sin embargo, acaban llegando a ecosistemas marinos como el Mar Menor. El problema es que estos espacios naturales se enfrentan a componentes sobre los que todavía no hay demasiada información. Son los llamados contaminantes emergentes.
Un estudio llevado a cabo en parte en el Mar Menor busca arrojar luz sobre cómo afectan estos nuevos componentes al ecosistema marino. El proyecto está enmarcado en la tesis doctoral de la investigadora en formación María del Mar García Pimentel del Instituto Español de Oceanografía (IEO), dirigida por los investigadores del Centro Oceanográfico de Murcia, Víctor Manuel León y Juan Antonio Campillo.
«Nuestra investigación está centrada en el estudio de contaminantes con poca persistencia en el medio y capacidad para acumularse en tejidos de los organismos», señalan Campillo y Pimentel a este medio.
Ahora mismo, dice Campillo, hay poca información sobre cómo afectan al medio marino los fármacos, nuevos pesticidas que sustituyen a los antiguos o prohibidos y los compuestos que están presentes en el uso diario, como los productos de higiene personal. «Sabemos que todo esto llega al medio marino y que puede ser perjudicial», asegura.
Así, las primeras vías para conocer estos efectos es identificarlos y cuantificarlos. A partir de ahí, podrán conocer el grado de toxicidad que estos componentes tienen en las especies marinas del Mar Menor.
La mayor presencia de estos contaminantes se da en las zonas costeras donde hay una mayor presión humana, apunta García Pimentel. «Si te vas al medio del Mediterráneo o del Atlántico no los vas a encontrar», dice. Por lo tanto, los que se encuentran en el Mar Menor provienen de la zona.
La investigadora en formación explica que estos nuevos componentes pasan por numerosos procesos de degradación, por lo que no suelen persistir en el medio. Campillo añade que los que se encuentran en zonas marinas alejadas de la costa es porque antes sí que se usaban componentes más persistentes en el medio. «Los contaminantes persistentes están prácticamente prohibidos», señala Campillo.
En el estudio, han cuantificado un número determinado de compuestos. Explican que la mayor parte de los fármacos en los que han centrado sus estudios son empleados ampliamente en humanos, como antiinflamatorios, antibióticos o antidepresivos. También han encontrado la presencia de ciertos fármacos de uso veterinario.
«No obstante, es importante destacar que posiblemente las vías de entrada al medio de estos compuestos son diferentes», señalan los investigadores. De forma general, dicen, los fármacos de uso humano tienen su principal vía de entrada a través de los efluentes de las plantas de tratamiento de las aguas residuales, mientras que los de uso veterinario, pueden llegar al medio con las aguas de escorrentías, las cuales lixivian los orines de ganaderías localizadas en las zonas de influencia de la laguna.
Si alguien se lo está preguntando, sí. Cuando la gente se baña en el Mar Menor, entra en contacto con estos contaminantes. Sin embargo, García Pimentel y Campillo dan un mensaje tranquilizador en lo referente a los nuevos componentes. La piel de los humanos es resistente y no deja pasar estos contaminantes. Sí que son más peligrosos otros que hace décadas que están en la laguna, como los metales pesados.
¿Qué se podría hacer a nivel individual? Los investigadores dicen que a nivel personal es importante que la sociedad esté concienciada con los productos químicos y su capacidad para dañar el medio, al igual que la Administración.
Cada vez hay productos más respetables con el medio ambiente y ponen de ejemplo el mayor control que hay sobre plásticos y microplásticos. «Se han tomado medidas a nivel social y gubernamental, que todos conocemos, que están permitiendo disminuir su uso y minimizar el impacto en el medio marino. De hecho, cuando se identifican compuestos capaces de tener efectos dañinos para el medio ambiente, se promueve y se sustituye su uso por otras alternativas. No obstante, sigue siendo necesario trabajar para la mejora y concienciación de la gestión de los residuos por ambas partes», dicen.
Fuente: laopiniondemurcia.es