Miguel Ivorra traspasa el mando de la base costera y del aeropuerto al coronel Manuel de la Chica Camúñez
La presencia femenina en la aviación militar continúa al nivel de mínimos. De una promoción de 99 nuevos oficiales, de los que 30 saldrán como pilotos hacia sus primeros destinos y misiones, tan solo una mujer ha culminado su formación como aviadora militar. En total fueron siete las mujeres que recogieron ayer en la AGA sus despachos de teniente del Ejército del Aire, cuatro del cuerpo general, una de intendencia y dos como ingenieras.
De manos del Rey Felipe VI, recibió una de las condecoraciones, como número uno del cuerpo de ingenieros, la teniente Ana Lorena Gutiérrez, una de las primeras en encabezar su promoción por sus resultados académicos. Jorge José Rosa, Marc Ponte, Jesús Prieto y Daniel Concejo recibieron también las distinciones como números uno de sus cuerpos. Hacía dos años que Felipe VI no presidía el acto más solemne del curso militar en San Javier, así que la afluencia de invitados y de prensa fue ayer mayor, sobre todo, tras confirmar la asistencia de la Reina.
En una mañana de intenso calor, la plaza de Armas de la base costera volvió a ser escenario del acto que da lugar a la incorporación de un nuevo refuerzo de «oficiales altamente preparados, comprometidos con la sociedad y dispuestos a defender los intereses de la nación donde sea necesario», precisó el coronel Miguel Ivorra. En su discurso como director de la AGA, recordó a los alumnos que se han formado en la base de San Javier durante los últimos cinco años -dos años los que tenían titulación previa- los valores «que debéis mantener durante toda vuestra vida, la disciplina, el compromiso de servicio a España y la entrega sin reservas». «Las dos estrellas del uniforme suponen un reto permanente, que os exige ejemplaridad, responsabilidad, ser humildes y honrados. Enseñad con el ejemplo más que con las palabras, lucidlas con orgullo y portadlas con dignidad», les dijo a los nuevos oficiales.
Como los últimos consejos de un padre, el coronel Ivorra les recordó que «son los valores familiares los que sostienen un ejército altamente cualificado y moderno». Les recomendó «trabajar con ilusión y desplegar coraje ante la adversidad, lo que nos permite ofrecer lo mejor de nosotros mismos ante los nuevos retos de la vida». Ivorra se despidió de la base en la que entró en 1982 como alumno, a la que volvió en 1989 destinado como teniente y, tras una intensa carrera en misiones internacionales y con responsabilidades como la jefatura de Planes y Operaciones del Mando Aéreo de Combate (Macom), regresó como director.
Después de numerosas horas de vuelo en aviones de caza y ataque, Ivorra ha vivido uno de los años más emotivos, con los actos del 75 aniversario de la AGA, que han llevado a quien fue piloto de la patrulla Águila a organizar el mayor festival aéreo de la Región y a participar en la vida social de los murcianos, lo que ha estrechado lazos entre colectivos culturales, festivos y religiosos con el Ejército del Aire. No olvidó dejar testimonio del aniversario: «Con mi compañera infatigable -su esposa, Sara Ferrer-, he vivido momentos inolvidables». Reconoció la eficacia aplicada a los planes de estudio del grado de Ingeniería en Organización Industrial, que obtienen los alumnos en el Centro Universitario de la Defensa con la colaboración de la UPCT.
«¡Rompan filas!»
Ante el jefe del Estado Mayor del Aire, el general Javier Salto, selló con el protocolo militar, pero también con un abrazo, el traspaso del mando de la AGA al coronel Manuel de la Chica Camúñez, quien asume el cargo además de comandante del aeropuerto de Murcia, ya que el control aéreo de la aviación civil de Corvera corresponde a la torre de la base de San Javier. El nuevo director invitó al Rey a dar la última orden del curso, ese esperado momento en que los nuevos oficiales lanzan sus gorras al aire al escuchar ‘¡rompan filas!’.
Tras el desfile de las unidades de la AGA al ritmo de la marcha militar de la Banda de Música, y el vuelo de un escuadrón de aviones E-26, el homenaje a los caídos por la patria envolvió en silencio ante el monumento que recibe la corona de laureles. La Patrulla Águila dejó pintados en el cielo los dos colores de la enseña para coronar la jornada.
Fuente : La Verdad