Puerto Mayor iba a convertirse, en 2004, en el mayor puerto deportivo y complejo de lujo de la Región de Murcia. Se contemplaba la instalación de hoteles, campo de golf, viviendas y un puerto deportivo. Esa era, al menos, la aspiración del considerado ‘dueño de La Manga’, Tomás Maestre, que llevaba peleando por este proyecto desde 1975, año en el que consigue la licencia para construir un puerto deportivo en esta playa de dunas blancas.
Fueron décadas de litigios entre el constructor y los Gobiernos de la Región de Murcia: pedía prórrogas y ampliaciones de los permisos concedidos, hasta que en 2004 comienzan las obras. Y lo hacen con informes medioambientales contrarios. Pese a todo, empiezan a clavar tablestacas y a ganarle al mar 1 kilómetro de costa, que sólo un año después, paralizó un juez tras la denuncia de las asociaciones ecologistas ANSE y Greenpeace.
Con las obras paradas, comenzaron a oxidarse esas tablestacas y a convertirse Puerto Mayor en un vertedero de basura, con el consiguiente riesgo que conlleva porque los bañistas siguen haciendo uso de ‘su playa’. 15 años después, en 2017, otro juez anula la licencia de obras concedida en 1975, y seguimos a la espera de que la Comunidad Autónoma resuelva la caducidad e impida definitivamente que prosiga la batalla en los juzgados y Puerto Mayor sea enterrado para siempre.
Desde el Gobierno Regional aseguran que siguen adelante con la caducidad de la concesión de Puerto Mayor que tiene como fin liberar la zona de los condicionantes derivados de un proyecto planteado para otros tiempos y otros modelos de desarrollo y turísticos que han demostrado estar obsoletos.
El objetivo del Ejecutivo regional, dice el consejero Díez de Revenga, es blindar legalmente la prescripción de la concesión administrativa concedida en 1975.
La argumentación jurídica sobre la citada caducidad se basa en la “no iniciación, paralización o no terminación de las obras injustificadamente”.
Revenga indica que la caducidad del proyecto ya implica su restitución ambiental, y conmina a la empresa a restablecer las condiciones originales de la Caleta, ya que ha tenido 40 años para desarrollar un proyecto que no ha sido capaz de sacar adelante.
Para ANSE, resolver esa caducidad puede suponer la última oportunidad para La Manga para cambiar su historia de destrucción y arrasamiento, según Pedro García.
ANSE ha intentado convencer a la Comunidad para restaurar la playa con un proyecto no muy oneroso, pero se sigue a la espera. La empresa es responsable de la retirada de la tablestacas, mientras que el dominio marítimo terrestre es competencia del Estado.
Aún así, ANSE quiere estar ahí, y de hecho ha solicitado a la Demarcación de Costas del Estado poder desarrollar un proyecto piloto de restauración ambiental en un kilómetro del arenal.
Seguimos a la espera de su restitución ambiental, de recuperar un paraje único en La Manga. Mientras, ola a ola, el mar intenta recuperar su playa.
Los escasos arenales que aún quedan en la Manga albergan notables valores ambientales, entre los que se puede destacar la presencia de flora amenazada, incluyendo especies endémicas, como la Esparraguera del Mar Menor
Fuente: cadenaser.com