Las actividades náuticas están, en verano, entre los principales atractivos para los turistas que quieren disfrutar del turismo náutico en el Mar Menor 2019.

El Mar Menor es un plato en cuya superficie plana se refleja hoy el inmenso y radiante cielo azul. Estamos en el kilómetro 5 de La Manga del Mar Menor, ya en territorio de San Javier y, a primera hora de la mañana, la playa todavía no se ha convertido en el hervidero de gente que es a mediodía. Animados por el presidente de la Asociación Náutica de la Región, José Miguel Martínez, acudimos a experimentar en primera persona cómo es navegar sobre una moto de agua, sin olvidar que la laguna es un ecosistema protegido y anda delicada de salud. Para que disfrutemos de la mejor forma, nos recomienda a los más veteranos del sector, Maleni Jet, un negocio regentado por Paco y Maleni desde hace 32 años, en el que comienza a tomar las riendas sus hijo Dani. Pero antes, para quebrar nuestras reticencias, José Miguel Martínez nos cuenta que, «a diferencia de lo que opina alguna gente sin fundamento científico, las motos de agua no deterioran el Mar Menor. De hecho, en muchos sitios (balsas, embalses, lagos,…) se usan hélices y turbinas para oxigenar el agua y combatir la eutrofización -abundancia anormal de nutrientes que favorece la proliferación descontrolada de fitoplancton, que, a su vez, consume el oxígeno y favorece la producción de fango-». Y, por otra parte, recuerda que las motos de agua no remueven los fondos, porque la hélice está muy en superficie y, además, la normativa obliga a salir por el canal balizado, sin invadir la zona de baño y a menos de 3 nudos de velocidad. Y anima a la ciudadanía a que denuncie a quien incumpla la normativa, «porque nos perjudica a todos».

Con la conciencia tranquila y muchas ganas de divertirnos, nos presentamos en la playa Aliseos, donde Maleni Jet tiene su local a pie de playa y un equipo de monitores, «todos titulados», al pie del cañón. Paco y Maleni empezaron alquilando tres patines y ahora su oferta se ha ampliado todo lo imaginable: kayaks, paddle surf, vela ligera, esquí acuático, monoesquí y hasta paseo en banana bus. Además, en el local disponen de vestuarios y cajas de seguridad para guardar las pertenencias más preciadas. «La gente lo agradece mucho», aseguran Paco y Maleni.

Eva, Alan, Iván y Dani integran el equipo de monitores, con el celoso loro Pepe vigilante -no deja que nadie se acerque a Eva sin picarle-, que atienden a quienes quieren probar una nueva experiencia. Antes de equiparse con el «imprescindible» chaleco y meterse en el agua, Dani explica que, si no se está en posesión de la licencia de navegación, hay que mantenerse en todo momento a la vista del monitor; si no se tienen 16 años, no se podrá conducir la moto y, si se es menor de edad, será precisa la autorización del tutor legal. Igualmente, recuerdan que no debe de pasarse a menos de 50 metros de otra embarcación y, ante un gráfico, recuerdan al navegante quién tiene preferencia en el mar, por dónde hay que ceder el paso a cada embarcación y, sobre todo, que hay que salir a navegar por el canal balizado y muy despacio, sin invadir la zona de baño. «Y, recordar, el tiempo no empieza a contar hasta que hayáis pasado la boya a partir de la que se puede navegar», advierten para que los clientes no se pongan nerviosos y den puño antes de tiempo. También indican que hay que mantenerse a cierta distancia de las islas y, por supuesto, que está prohibido desembarcar en ellas. Aunque, por si acaso, en su mano tienen un ‘arma’ contra insurrectos: una ‘app’ que les permite cortar gas con solo pulsar la pantalla de su móvil -«en 4 segundos la hemos parado», apunta Paco- y también tener controladas, en tiempo real, la ubicación de todas sus embarcaciones.

También explican que, si son 4 las motos que se alquilan en grupo, un monitor sale con ellos y realiza una excursión por el Mar Menor, mostrándoles las islas y explicándoles curiosidades, como que, antiguamente, en la cueva de la isla Perdiguera se almacenaba sal para luego distribuirla por todos los municipios marmenorenses o algunos de los valores naturales que albergan los fondos.

Ya con los pies a remojo y junto a las motos, relucientemente nuevas, Dani explica su funcionamiento y todo lo necesario para llevarla; cómo va el sistema de hombre al agua para que, en caso de que el piloto caiga en un giro brusco, la moto se desconecte al instante; cómo subir y bajar de la moto sin que vuelque,… Todo lo necesario para una navegación sin contratiempos.

Listos para partir. Encendemos la moto, arrancamos motores y partimos al ralentí, por el canal que dibujan las boyas y las banderas hasta el límite que marca el inicio de la zona de disfrute. Apretando el acelerador con moderación y aprovechando la ausencia de olas, vamos cogiendo confianza al tiempo que le tomamos el puso a los caballos desbocados de esta juguetona embarcación. La sensación de libertad es plena, los giros ladean este ‘potro’ acuático que no llega a volcar. Probando con el freno, la moto parece derrapar y el paquete se amarra al piloto para no perder el equilibrio y salir despedido. Las estelas dejadas por el compañero de navegación se convierten en un divertimento más, ya que permiten a este caballo acuático dar pequeños y divertidos saltos.

El tiempo transcurre rápido cuando uno se divierte y antes de que nos demos cuenta se han agotado los 20 minutos. La experiencia ha merecido la pena, la próxima vez pueden probar a autopropulsarse a paladas en un kayak y, quizá, si son mitómanos, tengan suerte y coincidan con algún personaje conocido porque, recuerda Dani, «yo enseñé a hacer esquí acuático a los hermanos Sánchez Vicario; y también estuvo aquí el equipo del Sevilla FC al completo y el campeón de España de pádel y 42 del mundo. Además dos grupos de música han grabado imágenes para sus vídeoclips en Maleni Jet».

Fuente: laverdad.es