Advierte del peligro de accidentes y del riesgo de «colapso final» del Mar Menor si no hay un intercambio de agua con el Mediterráneo. En La Manga del Mar Menor, el riesgo de colapso de la gola de Marchamalo por la acumulación de sedimentos puede hacer encallar una embarcación y originar un vertido contaminante. Además, si no hay un dragado o «recuperación de la sonda carta», es decir de la profundidad que figura en las cartas náuticas, seguirá en juego «la salud de este particular ecosistema», al no haber intercambio de aguas con el Mediterráneo. Así lo ha advertido la Capitanía Marítima de Cartagena en un informe trasladado a la Comunidad Autómoma y la Demarcación de Costas del Estado en la Región.

En él, urge a «recuperar la sonda carta, tanto en el Canal del Estacio como en la denominada popularmente Golas de Marchamalo». Además de considerar estas medidas «imprescindibles», pide «establecer un sistema eficaz de medición de flujos de intercambio de agua».

Según datos de la Capitanía, apenas hay una distancia de entre 0,20 y 0,30 metros entre la lámina de agua y el fondo marino, cuando la carta establece que hay un metro. Aunque el estudio recoge el Estacio, situado al norte de La Manga, la preocupación actual es Marchamalo, un canal navegable situado en el municipio de Cartagena.

«El mar interior o Mar Menor se comunica con el Mediterráneo a través de una serie de canales o golas que renuevan las aguas, cuyo mantenimiento es fundamental para garantizar el intercambio con el medio marino y la idoneidad de las condiciones fisicoquímicas del agua del Mar Menor», defiende Capitanía. Y pide «medidas sostenible», sobre la base de los muchos trabajos de investigación disponibles. «No poner remedio» a la colmatación, avisa Capitanía, «supondrá que el Mar Menor quede aislado del Mediterráneo, con el consecuente estancamiento del ecosistema».

Un asunto polémico
A ello hay que unir el problema de eutrofización de las aguas. Hay riesgo de que «los procesos de aporte de nitrógeno y fosfatos, procedentes en su mayoría de la actividad agrícolas de los márgenes costeros, y los efluentes contaminantes procedentes de diversa fuentes (desaladoras), así como el aluvión de sedimentos que provocan las lluvias torrenciales, den lugar a un colapso final del ecosistema y de la calidad de sus aguas».

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente indicaron que «el dragado y el mantenimiento de la gola de Marchamalo dependen de la Demarcación de Costas del Estado», a la vista de sus competencias. Este diario pidió información a Costas, del Ministerio para la Transición Ecológica, y no hubo respuesta. Los planes de dragado han generado, en los últimos años, el rechazo de ecologistas y de expertos que abandonaron el Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor.

Fuente: laverdad.es