La salud del Mar Menor es directamente proporcional a la demanda de apartamentos de alquiler que tengan la playa a mano. A mejores fotos de aguas cristalinas en las redes sociales, más búsquedas de pisos para pasar una semana o una quincena al sol de la Costa Cálida, ya que el mes de vacaciones solo es para privilegiados. A pesar de la frágil salud de hierro de la laguna, la demanda del mercado del alquiler ha recuperado este año los colores de antes de la crisis ambiental de 2016.

La mejoría del Mar Menor ya dio un respiro el pasado verano al herido sector de los apartamentos turísticos y, para este verano, la demanda mantiene su tendencia al alza, de modo que la mayoría de los agentes puede ofrecer aún un catálogo de pisos veraniegos, aunque otros lo tienen ya todo alquilado.

Todas las agencias consultadas coinciden en que los precios se mantienen en los niveles del pasado año, de modo que la horquilla puede ir desde los 300 euros por semana a los 648 euros que atribuye a la Costa Cálida el portal Rentalia.

Según su directora, Almudena Ucha, «un verano más, la Región de Murcia es uno de los destinos más atractivos para aquellas familias que buscan un verano de sol, playa, aguas de buena temperatura y estabilidad climática».

Portales inmobiliarios

Dicho portal inmobiliario informa de precios medios de norte a sur de la costa murciana, con 753,2 euros a la semana en La Manga, 789,6 euros en Santiago de la Ribera -el precio más alto del litoral-, 512,4 euros en Los Alcázares, y 422,8 euros en Lo Pagán.

Para Águilas, Rentalia también fija un precio medio de 557,2 euros a la semana, mientras que en Mazarrón se puede encontrar por 542,5 euros. Y en Cartagena sube a 701,4 euros semanales alquilar una vivienda turística.

Por su parte, el portal ‘Pisos.com’ fija un precio medio en el conjunto de la Costa Cálida de 598 euros, lo que supone más de 100 euros por debajo de la media de las costas españolas -con 714 euros a la semana-, donde lo más caro en alquiler de apartamentos estaría en las islas Baleares, con 1.659 euros semanales, y la Costa Brava, a 1.148 euros la semana. Según esta firma inmobiliaria, las familias que miren más el bolsillo deberían buscar en la costa de Almería, donde el alquiler semanal de un piso puede rondar los 419 euros de media, o en las Rías Altas gallegas, por 453 euros.

Los agentes inmobiliarios con oficina en la zona del Mar Menor hablan de precios más asequibles que los portales de internet. Aseguran que en julio el alquiler medio ronda los 1.000 ó 1.200 euros al mes, lo que equivale a 300 euros semanales. Como siempre, agosto sube el nivel, con 400 ó 450 euros a la semana para un apartamento de dos habitaciones.

En La Manga, Inmomar fija en unos 1.300 ó 1.500 euros la primera quincena de agosto para el arrendamiento de un apartamento de dos dormitorios entre dos mares.

«Quien ha rehabilitado su piso, lo ha puesto coqueto, con colchones de látex, pantalla plana, conexión ‘wifi’, aire acondicionado y mobiliario moderno lo ha podido alquilar más caro, hasta 2.200 euros al mes, por ejemplo, en Villananitos (Lo Pagán)», comenta el agente Manuel Conesa.

«Si lo que alquilas es el piso de tu abuelo, con muebles viejos, un colchón que se hunde y una ducha con la silicona de color verde, pues no puedes subir a más de 800 euros al mes», advierte el experto.

Sube la demanda
«Los clientes, cuando llaman para interesarse por alquilar un piso para las vacaciones, me preguntan cómo está este año el Mar Menor. Les contesto que se ha arreglado él solo, el pobre», comenta Manuel Conesa, agente inmobiliario de la zona costera del Mar Menor. Su carta de apartamentos ya tiene moradores para los próximos meses.

En otra agencia de la zona, Marmecasa, «aún hay disponibilidad, pero esperamos que el verano sea muy bueno, pues la mejoría ya empezó el año pasado», explica Pilar Martínez. Así lo confirma también Alfonso Jiménez, de los apartamentos turísticos La Encarnación, en Los Alcázares.

«El año pasado fue el primero que quedó todo reservado enseguida, y este año ha pasado lo mismo», afirma este empresario, que durante el invierno arrienda sus pisos a grupos de turistas extranjeros que acuden al litoral murciano a jugar al golf. «El resto del año suele estar ocupado por los mismos inquilinos de vacaciones de cada año», indica Jiménez.

En La Manga, que no padeció tanto el impacto negativo por los achaques del Mar Menor gracias a sus 22 kilómetros de playas mediterráneas, presumen este año de dos mares a punto. «Estamos casi como en los años dorados de La Manga», afirma Alfonso Hernández, de Inmomar. «Perdimos ocupación con la caída del ocio nocturno en las zonas tradicionales del Zoco, pero el interés inmobiliario en La Manga aumenta porque ya no hay sitio donde construir. Es lo que hay, y eso hace que el precio de la vivienda suba», asegura el empresario.

Este año ha detectado «una anticipación en las reservas, tanto del público español como del extranjero», de modo que el otoño pasado ya tenía el 10% de las reservas de este verano. «El turismo nacional se ha dado cuenta de que si quiere elegir, tiene que anticiparse, así que en junio te encuentras urbanizaciones con todo ya cerrado», afirma Hernández.

El piso ‘de extranjis’
«Si a estas alturas encuentras un apartamento libre, es porque solo se promociona con un ‘cartelico’ en la ventana», explica el agente Manuel Conesa, quien conoce como su casa el mercado inmobiliario de la costa del Mar Menor, sobre todo en la zona norte.

Este experto ve la comarca costera como un iceberg, del que asoma visible el parque inmobiliario legal, registrado como apartamento turístico con seguro de responsabilidad civil y un aprobado en las inspecciones de la Comunidad Autónoma, aunque esconde una base aún más nutrida de ofertas con cartel casero garabateado con rotulador. Cree que ese mercado negro del alquiler, tan tradicional en la costa murciana, suma «más de la mitad de la oferta total de apartamentos».

El agente desaconseja acudir a este tipo de ofertas, ya que si no están regulados ni han recibido la visita de un inspector de la Comunidad Autónoma, es que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad ni cuentan en muchas ocasiones con seguro de responsabilidad civil. «Si tu inquilino se cae en la bañera, el dueño va a correr», advierte Conesa.

Otro riesgo del mercado paralelo de los arrendamientos estivales es «el fraude», según indica Jesús Hernández, de Inmomar. «Vas a buscar al que te enseñó el piso, que le diste una fianza y resulta que no lo encuentras», alerta este empresario marmeronense.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la Región, tal como destacó la Consejería de Turismo este pasado viernes, ha sido la comunidad española que registró un mayor crecimiento de viajeros en mayo, según la encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y ello, tal como hizo hincapié la titular del área, Miriam Guardiola, puede tener «una gran carga anticipatoria por darse a las puertas del verano e invitan a los establecimientos de la Región a ser optimistas de cara a afrontar la temporada alta».

Y es que las expectativas positivas tienen, sin duda, un efecto de arrastre beneficioso para otro tipo de oferta de alojamiento, como es el caso de los apartamentos.

Fuente: laverdad.es