La ausencia del Gobierno regional se dejó notar ayer en la despedida del último vuelo comercial del aeropuerto de San Javier después de 50 años de actividad compartida con la Academia General del Aire (AGA). Tampoco hubo representación del Ayuntamiento de San Javier; en este caso por motivos obvios, ya que el cierre es un jarro de agua fría para este municipio. El Ejecutivo regional apenas le ha dado calor al aeropuerto marmenorense, sobre todo en los últimos años.

El presidente de Aena, Maurici Lucena, asistió al acto simbólico de despedida junto con el director general de Aena, Javier Marín, y el delegado del Gobierno, Diego Conesa. A la ceremonia se sumaron el coronel jefe de la AGA, Miguel Ivorra Ruiz, y mandos del Ejército del Aire.

El coronel destacó la larga historia compartida con la aviación comercial e indicó que la Academia colaborará con el nuevo aeropuerto a través del control de tráfico aéreo. Desconoce en estos momentos qué uso se le dará a la desierta terminal de pasajeros.

Maurici Lucena apuntó que la despedida del último vuelo con destino a Mánchester le producía un «sabor agridulce» al coincidir la clausura de los vuelos civiles en San Javier con la apertura hoy del aeropuerto de Corvera. Recalcó el «éxito» que tendrá esta instalación a favor de los intereses de la Región de Murcia, y recordó que el objetivo en este primer año de funcionamiento es superar el millón de pasajeros.

El listón ya se lo ha marcado el aeropuerto de San Javier, que cerró el año pasado con 1.273.424 pasajeros, un 6,4% más que el ejercicio anterior, informó Aena en un comunicado. Se realizaron 9.179 operaciones de aterrizaje y despegue, un 6,% más. Durante el mes de diciembre transitaron un total de 46.710 viajeros, con un incremento del 7,9% con respecto al mismo mes del año anterior. Hubo 412 movimientos de aeronaves.

San Javier entonó anoche la canción triste de su despedida, con equipos e instalaciones que agotaban sus últimos minutos conforme llegaban y salían los pasajeros de Mánchester. Los taxistas del municipio aguardaban en la entrada, a la espera de algún cliente para prestar el último servicio. De noche, presos de la nostalgia, y con los estados de ánimo variables, el aeropuerto parecía sacado de una película de Europa del Este. En las autovías ya han borrado los carteles que señalaban el camino a este aeropuerto.

Fuente: laverdad.es