Los Alcázares brinda la posibilidad de alojarse en los mismos lugares que ilustres huéspedes del siglo XX y de repasar algunos episodios de la historia de la localidad, con la visita a diferentes emplazamientos y monumentos uno de los municipios que rodean el Mar Menor.
Una primera toma de contacto con el municipio de Los Alcázares basta para contemplarlo como uno de los destinos turísticos más apetecibles. Sea cual sea la época del año en la que nos encontremos, su capacidad para seducir a toda clase de visitantes le convierte en el lugar ideal para quienes buscan sacar el máximo partido a su tiempo en un entorno idílico: una zona costera, situada en el Mar Menor, cerca de Cartagena y La Manga, en la que el sol y sus siete kilómetros de playas encabezan una ya de por sí extensa lista de bondades que no solo cautivan a quienes residen en la localidad sino también a los turistas que se animan a deleitarse con todos sus encantos.
Y es que Los Alcázares brinda la oportunidad de bañarse en sus aguas, conocidas por sus cualidades terapéuticas, y relajarse dando un paseo por sus playas, además de disfrutar del amanecer después de haber pasado una noche inolvidable en una de las casi 4.000 plazas hoteleras que ofrece, distribuidas en distintos tipos y categorías de establecimientos, sin olvidar el aliciente de empaparse de su historia gracias a emplazamientos como las Balsas Romanas, la Torre del Rame y los monumentos al Pescador y a Saza, entre otros muchos.
Hotel Balneario La Encarnación
Construido en el año 1904 y testigo del auge de este municipio, el Hotel Balneario de la Encarnación aún conserva el carisma conservacionista de principios de siglo XX. Por él pasaron algunos de los huéspedes más ilustres de la época, como Alfonso XIII y el Infante de Orleáns. La visita a las termas del hotel, que utilizaban las aguas del Mar Menor para sus tratamientos curativos, supone una experiencia especial por su buen estado de conservación y por el encanto del conjunto.
Playa La Hita
Al final de la Playa de Las Salinas se encuentran unas antiguas salinas que destacan por su carrizal costero: Playa de la Hita. Zona Especial para la Protección de Aves (ZEPA), en cumplimiento de la Directiva Europea de conservación de Aves Silvestres. Para disfrutar de una vista ejemplar de esta playa y respetando el entorno, se han construido en madera unas pasarelas proyectadas para no alterar el normal desarrollo de la fauna. Desde el observatorio de aves se puede avistar cigüeñelas y charrancitos, entre otras aves.
Balsas Romanas
En la pedanía de Los Narejos, en medio de modernas construcciones, se encuentran las Balsas Romanas de los Diegos. Ocultas durante casi 2.000 años y descubiertas por casualidad, todavía no se sabe con certeza qué uso tuvieron estos estanques, aunque se baraja la posibilidad de que formaran parte de un complejo hidráulico de mayor tamaño asociado a un asentamiento de población o alguna explotación industrial. Historia milenaria a la vuelta de la esquina.
Torre del Rame o Ramí
Fortaleza de origen árabe que formó parte del sistema de vigía de la costa del Mar Menor y que durante el repoblamiento castellano fue remodelada para prevenir las incursiones piratas por el litoral mediterráneo. Salvo el almenado, la fortaleza no ha sufrido apenas modificaciones, manteniéndose el grosor de sus muros y su altura (unos 9 metros).
Monumento al pescador
En la playa del Espejo, junto a la iglesia de la Asunción, este conjunto monumental, realizado en bronce, rinde un homenaje a la labor que, durante muchos años, ha sido el principal sustento de la economía de este municipio: la pesca, y a los hombres que la han trabajado.
Fuente: laopiniondemurcia.es