God Save the Queen

Y no seré yo quien diga otra cosa, como cualquier persona de bien, le deseo, a la monarca británica, el eterno descanso y la paz.

He de reconocer que el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra, es un acontecimiento histórico, por la posición que ocupaba en la sociedad y por haber sido el reinado más largo de la historia. Más de setenta años sentada en el trono de su país, siendo jefe del Estado de, al menos, 16 países y haber presenciado la historia del siglo XX y parte del XXI, de primera mano y en primeras posiciones, dice mucho de su repercusión y trascendencia histórica.

Más allá de eso me pregunto ¿Dónde ha quedado nuestra dignidad e identidad como país?

No olvidemos que Isabel II, por su longevidad y su manera de entender su imperio, el último gran imperio de occidente, ha sido casi una enemiga de España, a la que nunca nos ha visto con buenos ojos. Fue el mayor obstáculo para la posible negociación de un estatuto para Gibraltar, ni en pleno siglo XXI, cuando la tendencia histórica es la liberación de las colonias y la igualdad entre los pueblos, ella ha luchado por mantener su decimonónico imperio hasta las últimas consecuencias, considerado a la última colonia en suelo europeo como territorio británico, sin otorgar la más mínima concesión a que ese territorio, robado por los piratas ingleses, tenga un estatuto de colaboración con España y cuanto menos la devolución a la corona española.

Mantuvo un imperio colonial y obsoleto a toda costa, sin importarle los intereses de España, a los que humilló, manteniendo la colonia en su propio suelo, ni los intereses de sus súbditos, como puede servir de ejemplo también, la cuestión escocesa o irlandesa, en su propio territorio.

La reina Isabel II de Inglaterra es equiparable, a su homónima Isabel I, allá por la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del XVII y su inquina hacia España, con constantes intentos de invasión y su cohorte de corsarios que hostigaban las flotas españolas que venían de América. Claro que hubiera estado feo lo de mantener corsarios contra nuestros barcos en estos tiempos. Aunque tal vez soñaba con ello y añoraba las hazañas de Sir Francis Drake y sus compinches contra nuestros intereses.

Comprendo también que en un reinado tan largo, de una anciana que, por mentalidad, era más de épocas pasadas, tuvo que tener luces y sombras. Anquilosada en la tradición, hierática, sin empatía hacia sus súbditos, siempre desde el pedestal que supone el trono y sin interrelacionare con ellos sino en la distaría y desde el desapego, como se pudo comprobar durante las negociaciones del “Brexit” y su desprecio por todo lo que suponía Europa, teniendo también en cuenta, el daño que su salida de EU ha supuesto para las exportaciones españolas.
Solo recordar que fue quien se opuso, en principio, que sus nietos asistieran al funeral de su madre, Lady Diana Spencer, por si acaso rompían el protocolo llorando. ¿Cómo se le ocurrió pensar que unos niños iban a llorar en el funeral de su madre?.

Antes me refería a la falta de dignidad e identidad de nuestro país. La reina Isabel II, no fue más que una reina extranjera, de un país con el que actualmente mantenemos unas, casi ficticias, buenas relaciones, aunque repito, ella menospreciaba a España, de hecho, solo nos visitó una vez en setenta años.

Sin embargo, la repercusión de su muerte en nuestro país ha sido tan grande que más bien parece nuestra propia reina, Conocimos la noticia casi antes que los propios británicos, se cortaron las emisiones de televisión y de radio para informar de la luctuosa noticia; sabemos de memoria como va a ser el itinerario que su cadáver realizará por toda la isla británica hasta su entierro en Londres. Tenemos casi memorizada la lista de asistentes al funeral de Estado, las posiciones que ocuparán en el interior de la abadía, todo ello gracias a todas las cadenas de informativos y magacines matinales que nos tiene informados de tan interesantes y trascendentes cuestiones.

No quiero pensar que la muerte de la reina Isabel, nos sirve de excusa, dado nuestro carácter, cada vez más mezquino, para no hablar de los auténticos asuntos que sí nos afectan, con una crisis energética como pocas veces vista, con una incremento del desempleo brutal, con una economía que aún no se desarrolla tras la pandemia y a la que está afectada tanto por la guerra de Ucrania y por él, regiamente deseado, “Brexit”, el único tema interesante es el fallecimiento de la reina inglesa y su sucesión.

Todo oportunismo y populismo de un carácter español que cada vez demuestra menos nobleza, así la señora presidente de la Comunidad de Madrid, ha decretado tres días de luto oficial por tan egregio fallecimiento, pues nada, con su pan, se lo coma.

Ha muerto la reina Isabel II de Inglaterra, y deseo pare ella su eterno descanso. “La reina a muerto, ¡Viva el rey!” con esta protocolaria frase, el rey Carlos III de Inglaterra subirá al trono británico, al cual le deseo un largo reinado y que sea más empático con los intereses españoles que lo fue su madre.

Antonio F. Samper

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