La Guardia Civil investiga a un conductor que circulo en sentido contrario y provoco un accidente en AP-7 San Javier

El conductor falleció tras provocar un accidente en San Javier con siete coches implicados, en el que hubo tres heridos de gravedad.

Juan José Marín, de 23 años, ya tiene dos cumpleaños. La fecha en la que nació, y ayer, el día en el que logró sobrevivir a un brutal accidente. Su Citroën C5 colisionó frontalmente contra el conductor de un vehículo que conducía en sentido contrario por la AP-7, a 120 kilómetros por hora, según fuentes de la Guardia Civil de Tráfico. «Solo tiene fracturado un tobillo; ha vuelto a nacer», afirmó ayer su padre, Antonio, en la puerta del servicio de urgencias del hospital Los Arcos, al que su hijo fue trasladado.

Fue uno de los tres heridos asistidos en ese centro sanitario tras el accidente múltiple, en el que murió el conductor que provocó el siniestro y, según fuentes policiales, hasta catorce personas resultaron lesionadas. Tres de ellas con heridas graves. Fuentes que investigan el siniestro aseguran que el ‘vehículo kamikaze’ recorrió unos 20 kilómetros en sentido contrario a la circulación, desde La Zenia hasta San Javier. Según la Benemérita, el conductor llegó hasta el peaje de la localidad oriolana y, una vez allí y por motivos que se están investigando, giró en redondo e inició la marcha en dirección contraria.

El conductor del Ford Focus, a nombre de Peter J. B., de nacionalidad británica y con domicilio en el municipio alicantino de Torrevieja, habría realizado un alocado trayecto por la AP-7, atravesando los términos de siete localidades alicantinas y murcianas.

Una reacción que vale una vida

Minutos antes de la colisión, hacia las seis de la mañana, Juan José salió de su casa de Torre Pacheco y recogió a un compañero para dirigirse a su trabajo en una empresa de construcción en la localidad de Elche. Era de noche cuando circulaba por la autovía en dirección a Alicante. Cerca de la salida hacia San Javier, en el kilómetro 782, a la altura de la pedanía de Pozo Aledo, observó que la furgoneta que tenía delante realizaba un giro brusco a la derecha y se quitaba de en medio. De pronto vio dos luces de frente. «El vehículo de delante pudo esquivarlo por milímetros, pero a mi hijo no le dio tiempo a reaccionar y chocó de frente con el coche», explicó más tarde su padre.

Con el impacto, el turismo de Juan José empezó a dar vueltas sobre sí mismo, el capó se metió hacia dentro, los airbags saltaron y el joven se quedó atrapado. «El vehículo quedó atravesado en la calzada y él solo pensó en salir rápido de allí, porque venían más coches por detrás. En un segundo tuvo que deshacerse el nudo de las cordoneras de las botas para quitárselas, ya que no podía sacar las piernas del salpicadero; el motor lo aprisionaba. Abrió la puerta y, descalzo, se tiró a la cuneta, donde estaba su acompañante», señaló el progenitor.

Desde ese refugio, el joven observó cómo una hilera de vehículos chocaba contra su Citröen. «Lo han dejado hecho un amasijo de hierros; no se sabe qué es». Antonio encontró a su hijo poco después, sentado, en el margen de la vía. «Lo llamé para preguntarle por dónde iba y me dijo que había tenido un accidente muy gordo. Me dirigí hasta allí. Dejé el coche a dos kilómetros del lugar, porque estaba todo cortado. Cuando llegué, estaba sentado en la cuneta con las manos en la cabeza. No podía ni hablar», ya que sabía que podía haber sido peor. Ayer, por casualidad, cogió ese vehículo y no la pequeña furgoneta que suele usar para ir a trabajar. «Luego se marchaba de viaje a Sevilla con su novia y su hija, que residen allí. Por eso iba en ese coche. Si llega a ir en el otro, no lo cuenta», expresó Antonio.

Testigo directo del desastre

Alberto Gutiérrez también le daba ayer las gracias a su suerte. Este operario del Ayuntamiento de San Javier llegó a la zona del siniestro escasos minutos después del choque.

«Me dirigía a San Javier y me incorporé a la AP-7 después de coger la salida de Balsicas. Sobre las 6.40 horas llegué a la altura del kilómetro 782 y me encontré con cuatro coches delante de mí con las luces de emergencia encendidas. Y pocos metros más allá, una nube de vehículos accidentados. Si llego a pasar cinco minutos antes, me habría pillado a mí», explica.

La vía estuvo cortada una hora. Allí, parado en la calzada, junto a decena de coches que iban sumándose al monumental atasco, el testigo observó las consecuencias del accidente: decenas de piezas de carrocería, cristales y manchas de aceite sobre la calzada.

«Había cuatro turismos pegados al arcén derecho con abolladuras. Más adelante, una furgoneta, una Fiat Ducato, llevaba el paragolpes colgando. Junto a ella había varios ocupantes de nacionalidad marroquí (uno de ellos resultó herido grave, con lesiones en el tórax). En mitad de la calzada permanecía un coche cruzado, con el capó machacado y la parte de detrás chafada. Estaba bastante dañado. Pero el que peor vi fue un Ford Focus gris, que estaba en dirección contraria a la circulación, con el chasis destrozado y totalmente calcinado», explicó Alberto.

Los testigos alertaron del accidente al Centro de Coordinación de Emergencias 112, lo que movilizó a agentes de la Policía Local de San Javier y de Los Alcázares, Guardia Civil de Tráfico de Murcia y Cartagena, bomberos y ambulancias del 061. El coche del kamikaze ardió tras colisionar directamente con otro dos vehículos. Los bomberos desplazados al lugar apagaron el fuego y tuvieron que arrancar las puertas para poder extraer el cuerpo del conductor.

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Fuente: laverdad.es