Los ladrones reventaron en verano dos cajas fuertes en La Manga con esta herramienta, usada en demoliciones. Ocurría este verano en La Manga del Mar Menor y fue una «terrible experiencia» para Joaquín Herraiz, uno de los socios de la inmobiliaria de La Manga en la que los amigos de lo ajeno hicieron de las suyas armados con nada menos que una lanza térmica. Los investigadores, al ver el modus operandi, tuvieron claro desde el principio que, detrás del asalto,había una banda de delincuentes profesionales perfectamente estructurada que seguramente ya estaría bastante lejos de la Región.

Una lanza térmica es una herramienta usada en demoliciones y cerrajería. Cuando abrieron las cajas en La Manga, haciendo múltiples destrozos, se llevaron miles de euros, gran parte de la producción del verano en el negocio. Y se marcharon, y todavía se les sigue buscando.
Robos como este de La Manga han dado lugar a que la Federación Española de Empresas de Cerrajería (UCES) alerte sobre la necesidad de un mayor control desde las autoridades de ciertas herramientas que utilizan los cerrajeros para la realización de sus trabajos, con el objeto de que tan solo puedan utilizarse por profesionales, así como la limitación del acceso a su adquisición en portales de Internet donde no existe ningún tipo de control.

Una lanza térmica de segunda mano puede comprarse en el mercado por un precio de unos mil euros y una nueva por 2.000.

Volviendo al caso de La Manga, la principal hipótesis que se baraja es que se trate de un grupo profesional perfectamente estructurado cuyos integrantes no residirían en la Región, sino que se desplazarían desde otro punto de España para cometer uno o dos asaltos y regresarían. La Beneméita recogió en su momento pruebas en el lugar de los hechos y mantiene abierta una investigación para dar con los responsables.
Este tipo de organizaciones operan por la noche, o en festivos y fines de semana, cuando saben que los negocios a los que les han echado el ojo están cerrados. Así, además, se garantizan que los dueños no se van a dar cuenta del robo hasta muchas horas o incluso días después, cuando a ellos les ha dado tiempo a estar bastante lejos del lugar del asalto.

Esta forma de actuar, aunque llamativa, tampoco es nueva. En 2015 hubo una banda así por España. Sus miembros usaban guantes para no dejar huellas que pudiesen facilitar su identificación. Algunos de los ladrones, además estaban especializados en el uso de aparatos de soldadura, como sopletes y las citadas lanzas térmicas.

De esta manera, tal y como apuntan fuentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se da la circunstancia de que ser experto en lanzas térmicas da puntos a la hora de ser ‘fichado’ por estas bandas de ladrones, que tratan de captar a estas personas con el reclamo de que se trata de dinero fácil.

Hace ahora seis años, recuerdan las mismas fuentes, cayó una banda formada por un grupo de obreros de la construcción que usaba sus conocimientos en cerrajería y en el uso de la lanza térmica para reventar locales comerciales de Madrid, Cuenca, Ávila y Toledo. La Guardia Civil desarticulaba el grupo cuando llevaba operando más de cinco meses y se le imputaban una veintena de hechos delictivos en tiendas de telefonía móvil y joyerías.

Modus operandi: El calor puede destruir el contenido de la caja
Tal y como explican los cerrajeros en su comunicado, «las lanzas térmicas funcionan mediante oxígeno que, bajo alta presión y gracias a una reacción química, provoca una temperatura extrema de más de 5.500 grados centígrados en la punta que permite la fundición de un amplio abanico de materiales». «El funcionamiento es simple: una manguera de oxígeno conecta la bombona del gas con un soporte con válvula reguladora y una vara térmica, cuya punta puede traspasar en tan solo cinco segundos, 25 milímetros de acero y, hasta 76 milímetros, en unos 45 segundos», comentan al respecto. Tal y como aseveran los expertos, se trata de «una operación de corte por oxidación en la que se mezclan dos gases: acetileno y oxígeno». La caja fuerte homologada, certificada, bien ubicada y anclada al suelo es un elemento muy consistente a la hora de consolidar la seguridad. No es nada aconsejable tratar de destrozarlas mediante el uso de una lanza térmica: el calor puede destruir su contenido. Los ladrones lo saben y solo aplican la lanza en puntos definidos.

Fuente: laopiniondemurcia.es