Tres años después del episodio de la ‘sopa verde’, el Mar Menor sigue pendiente del plan de vertido cero y a un paso de un nuevo ‘bloom’ de fitoplancton.

¿Cómo está ahora mismo el Mar Menor? Según los científicos, a un paso de otro ‘bloom’ de fitoplancton como el que en la primavera y el verano de 2016 sacudió a la opinión pública y pasó factura de repente después de décadas de maltrato por los excesos de la construcción, la proliferación de puertos deportivos, los vertidos urbanos y, como golpe de gracia, la entrada de nitratos, en superficie y a través del acuífero, procedentes de la intensa actividad agrícola en el Campo de Cartagena y el entorno de la laguna. Una postal terrible que podría repetirse en plena temporada turística si no se cortan las nuevas descargas de contaminación detectadas en los últimos meses, avisa el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa, portavoz del Comité de Asesoramiento Científico.

«Han saltado las alertas porque estos vertidos tienen un alto contenido de nitratos. Los valores de clorofila siguen siendo normales [1,98 microgramos por litro a 25 de junio , cuando en el periodo crítico de 2016 se llegó a 16], y las concentraciones de nutrientes no se han disparado salvo en la desembocadura de la rambla del Albujón», añade Pérez Ruzafa, quien sin embargo teme «una nueva ‘sopa verde’ si se mantienen estos vertidos».

De dónde proceden estas nuevas entradas contaminantes que podrían romper un equilibrio ecológico cogido con alfileres? «No es fácil saberlo porque han dejado de estar focalizados y seguramente es una mezcla de orígenes. Los agricultores siguen regando, pero también el nivel freático está muy alto y hay que tener en cuenta el agua que inunda los sótanos, que se bombea, y tampoco descarto que haya alguna urbanización que no esté conectada al alcantarillado», explica el profesor de la UMU.

El cambio en el color del agua tiene una explicación sencilla, según el biólogo marino Juan Manuel Ruiz, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y coordinador de las campañas desarrolladas en la laguna con base en el Centro Oceanográfico de Murcia, en San Pedro del Pinatar: «Nuestros datos apuntan a un crecimiento casi constante de la clorofila (fitoplancton) desde finales de invierno. Si bien los niveles de este parámetro no son elevados, los de turbidez son más preocupantes. Todo apunta a que, aunque no se vea «tan verde», se está produciendo un nuevo ‘bloom’ planctónico de cierta complejidad y ello solo se explica si hay nutrientes en el medio. ¿De dónde salen?, ¿cómo se produce? Eso es en lo que hay que profundizar».

¿Cuál puede ser entonces la evolución de la laguna a corto, medio y largo plazo? «Esto es muy difícil de contestar, no tenemos una bola de cristal», argumenta Juan Manuel Ruiz. «Por ahora el ecosistema se encuentra en una fase diferente a la que tenía antes del episodio de 2016, probablemente más vulnerable a las perturbaciones, más fluctuante e imprevisible. La reversión a la fase anterior puede ser difícil, independientemente de las acciones que se apliquen para eliminar las presiones que han causado el cambio, lo cual no significa que haya que trabajar en dichas medidas, todo lo contrario».

«No podemos hablar de mejora. Ya no es el mismo»
El científico del IEO sí se aventura a analizar el recorrido del ecosistema desde que el 27 de mayo de 2016 se viralizase el vídeo de un Mar Menor espeso por un galopante ‘bloom’ de fitoplancton grabado por la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse) y WWF: «Si lo vemos desde un punto de vista reduccionista y poco científico se podría decir que ciertos parámetros o variables han mejorado respecto a 2016. Pero esto es pura demagogia; si lo analizamos desde una perspectiva objetiva, responsable y científica no podemos hablar de mejora. El Mar Menor ha experimentado un cambio muy significativo y ya no es el mismo, en nuestra opinión ha perdido parte de su homeostasis, de sus mecanismos de resiliencia; es decir, de su capacidad para responder a los cambios del medio, tanto naturales como antrópicos».

Para el investigador del Cebas-CSIC Gonzalo González Barberá, es mucho más importante y voluminosa la contaminación por nitratos que llega a la laguna de forma difusa -descargas subterráneas desde el acuífero, drenajes o avenidas- que mediante vertidos directos. «Esas aguas entran por todos sitios a lo largo de la orilla interior, con mayor o menor intensidad», recuerda quien ha documentado por encargo de la Comunidad Autónoma los más de treinta puntos de entrada en superficie. ¿Cuánta agua entra al Mar Menor desde el acuífero? El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la empresa pública Tragsa trabajan en estos momentos en un estudio para poner cifras a esta incógnita.

El Gobierno regional es consciente de que los vertidos al Mar Menor han regresado. De hecho, las inspecciones de la Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor han descubierto recientemente doce conducciones que desembocan en la laguna «que no se corresponden con tuberías de pluviales». Estos nuevos episodios contaminantes han generado un cruce de reproches entre la Comunidad Autónoma y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), que se culpan mutuamente de no vigilar lo suficiente.

Plan de vertido cero

Pendiente de Evaluación de Impacto Ambiental

Mientras las aguas del Mar Menor comienzan a adoptar una tonalidad preocupante, sobre todo en algunas zonas de la cubeta sur -las más próximas a zonas de cultivos-, el plan de vertido cero, que debe ejecutar el Ministerio para la Transición Ecológica, sigue su lenta tramitación. El Ejecutivo de Pedro Sánchez heredó este macroproyecto que el Gobierno regional arrancó al entonces presidente Mariano Rajoy: 21 actuaciones y una medida principal, la perforación de 99 pozos ‘oficiales’ que sustituirán a los más de mil actuales para drenar el acuífero y que los agricultores dispongan de agua para regar, frenando así la descarga de nutrientes.

Este plan, valorado en más de mil millones de euros, tendría un plazo de ejecución de unos diez años y supondría la eliminación de entre el 25% y el 35% de los regadíos en la cuenca vertiente. El Gobierno regional se queja de que lleva un retraso injustificado y que mantiene a los agricultores atados de pies y manos. Según el departamento de la ministra Teresa Ribera, los plazos avanzan con normalidad: «Se ha remitido el expediente al órgano ambiental de este ministerio para formulación de la Declaración de Impacto Ambiental y dar paso, posteriormente, al desarrollo de actuaciones concretas mediante proyectos específicos», señala el Miteco a ‘La Verdad’.

Esta tensión entre administraciones es un problema añadido a la crisis ambiental del Mar Menor: «Tienen que coordinarse en lugar de esperar a ver a quién le explota en las manos», se lamenta Pérez Ruzafa. «A falta de las grandes infraestructuras del plan de vertido cero, hay actuaciones necesarias que podrían acometerse ya». El portavoz del Comité Científico se refiere, por ejemplo, a los filtros verdes, una medida de conservación que en su día se consideró básica para revertir la degradación del humedal y que «ahora se ha quedado en la nube».

Pacto por el Mar Menor

Una moratoria urbanística que es papel mojado

Las organizaciones sociales son muy críticas con la Administración regional. «Lo único efectivo que se ha hecho es el sellado y desmantelamiento de las tuberías utilizadas para evacuar las salmueras y aguas de rechazo de las desalobradoras ilegales», señala a ‘La Verdad’ Isabel Rubio, una de las fundadoras de Pacto por el Mar Menor, plataforma reivindicativa que denuncia desde hace cuatro años la «situación insostenible» de un ecosistema caracterizado históricamente por su transparencia y riqueza en biodiversidad. «Por lo demás, no se ha hecho absolutamente nada, han sido años perdidos».

Esta profesora de inglés jubilada es especialmente crítica con medidas legales aprobadas en la Asamblea Regional que, asegura, «no se están aplicando». Como la Ley de Medidas Urgentes enfocadas al sector agrícola, para que adopte prácticas sostenibles y compatibles con la conservación del humedal, y la moratoria urbanística, «que en teoría rige desde 2017, pero que no ha impedido que se siga construyendo». Isabel Rubio alude en concreto al hotel La Perla de Levante, en Los Urrutias, «junto con los trescientos chalés que se levantarán junto a él», y al edificio Los Flamencos, «que hará un efecto pantalla muy perjudicial en Playa Paraíso. Y en La Manga se sigue edificando, no hay más que ver que está todo lleno de grúas. Estamos cerrando el cinturón de cemento en torno al Mar Menor», se queja.

Frente a la «inacción» de la Comunidad Autónoma, Pacto por el Mar Menor destaca la labor de inspección de la CHS y la investigación de la Fiscalía que terminó en un proceso judicial por delito ambiental en el que actualmente hay casi cuarenta imputados que ya están prestando declaración, entre empresarios agrícolas y altos cargos de la Administración, entre ellos el exconsejero Antonio Cerdá y varios expresidentes de la propia Confederación Hidrográfica. La última operación policial, hace apenas tres meses, se saldó con 38 desalobradoras y 35 pozos ilegales precintados y 45 agricultores investigados.

Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse)

«No han sido capaces de aprobar el Plan de Gestión»

«El Mar Menor ha demostrado una capacidad descomunal de recuperación», destaca el director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), Pedro García, quien reprocha sin embargo que el Gobierno regional «haya cantado victoria demasiado pronto y además por un trabajo que no ha hecho, montando una campaña de marketing aprovechando una mejoría momentánea. Porque ni hay recuperación definitiva ni se han tomado medidas. Y a nivel normativo», asegura el veterano ecologista, «la Comunidad se ha lavado las manos y le ha endosado el marrón al Ministerio». En opinión de Pedro García, la Administración regional «no ha hecho un esfuerzo a la altura porque no cree en las medidas de recuperación: cuando peor lo pasaba el Mar Menor, no han sido capaces de aprobar ni el Plan de Gestión de Red Natura 2000 ni la Estrategia de Gestión Integrada».

Javier Celdrán: «La agricultura no supone ningún problema, es parte de la solución»

La Comunidad Autónoma ha puesto de su parte medidas prácticas y normativas para recuperar el Mar Menor, aunque el grueso de las actuaciones, como el plan de vertido cero, dependen del Ministerio. Así puede resumirse el argumentario del Gobierno regional con respecto a la crisis ambiental que la laguna no termina de sacudirse.

Frente a las críticas, el consejero de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, Javier Celdrán, asegura que la Ley de Medidas Urgentes se está ejecutando, «a medida que van entrando en vigor los diferentes artículos», como la implantación de setos y el mayor control en el uso de «determinados tipos de abonos», y que el nivel de aplicación es «alto» según las inspecciones realizadas hasta la fecha. Celdrán destaca las más de cien acciones formativas de las que se han beneficiado más de 1.500 trabajadores del campo, «un sector que está muy concienciado».

El consejero considera que «la agricultura no supone ningún problema, sino que es parte de la solución, haciendo una correcta extracción de los acuíferos y desnitrificando las aguas. Están haciendo un esfuerzo para desarrollar una agricultura sostenible e impulsando estudios, investigaciones y desarrollos tecnológicos que contribuyan a minimizar los impactos sobre la laguna. El uso agrícola es uno más de los que se producen en el entorno del Mar Menor y creemos que todos ellos pueden convivir», opina.

Celdrán resalta «la intensa labor investigadora» impulsada por la Comunidad Autónoma, que a través del Comité de Asesoramiento Científico ha generado estudios sobre sedimentos; interconexión entre Mar Menor y Mediterráneo; cuenca vertiente; acuíferos; escaneo de fondos marinos; seguimiento de praderas submarinas y de especies emblemáticas como el fartet y la nacra; desnitrificación; movimiento de masas de agua; y tecnologías para la mejora de la vigilancia, muestreo y recopilación de datos sobre el estado del humedal, entre otros.

«En este tiempo, además, hemos mantenido una atención y vigilancia constantes sobre el Mar Menor, con numerosas actuaciones en diferentes niveles, como protección de la fauna y la flora; limpieza y mantenimiento; concienciación y sensibilización; transparencia, servicio público y participación ciudadana; construcción de tanques de tormenta, etc», enumera.

Frente a estas iniciativas, el consejero critica «la falta de voluntad política por parte del Gobierno del señor Sánchez» para poner en marcha medidas de recuperación del Mar Menor. «Dinero hay», asegura Celdrán, y también la posibilidad de «implicar a Europa en la búsqueda de alternativas y en la financiación».

Fuente: laverdad.es