Plásticos con metales pesados a pie de playa en el Mar Menor

Plásticos con metales pesados a pie de playa en el Mar Menor y el Mediterráneo. Científicos del IEO y de México constatan altos niveles de plomo, hierro y zinc, entre otros tóxicos con menores concentraciones, en materiales sintéticos hallados en Calblanque, Portmán, Islas Menores y el Beal.

Plásticos con metales pesados a pie de playa en el Mar Menor Murcia El 80% de la basura marina que circula por océanos y mares es consecuencia de los desechos de plásticos que llegan al agua vertidos desde tierra. Muchos de estos productos artificiales contienen aditivos introducidos en el momento de su fabricación, pero las últimas investigaciones han determinado que estos restos aparecen en el medio natural con concentraciones, más o menos elevadas, de metales pesados al ser adsorbidos con el paso del tiempo y la degradación del material.

Investigadores del Instituto Español de Oceanografía y de las universidades de Aveiro y Nacional Autónoma de México han detectado ahora que este problema se reproduce también en las costas de la Región de Murcia. En concreto, los expertos han hallado concentraciones elevadas y por encima de los estándares permitidos de elementos como el plomo, el zinc o el hierro en plásticos arrojados a orillas del Mar Menor y del Mediterráneo, dentro del término municipal de Cartagena.

El trabajo se centró en cuatro playas concretas, todas ellas influenciadas por las antiguas explotaciones mineras de la sierra cartagenera: Calblanque, Portmán, Islas Menores y la desembocadura de la rambla del Beal.

El tiempo transcurrido de estos materiales en el suelo y la zona en la que se encontraron influyeron en los niveles de contaminación que presentaban. Por ejemplo, los investigadores apuntan a que el envejecimiento y la degradación de estos polímeros terminan por «provocar cambios físicos y químicos como la oxidación», lo que permite una mejor retención de estas sustancias tóxicas en la superficie de los plásticos.

Concluyen, en un estudio publicado recientemente en la revista Marine Pollution Bulletin (aunque las muestras se recogieron en 2018), que los altos niveles detectados de dichos metales «reflejan el grado de contaminación de las zonas marinas estudiadas».

Indicadores ambientales El objetivo del estudio es mostrar el potencial que tienen los plásticos para monitorizar la contaminación por metales pesados de un espacio natural asociado a un ambiente marino. Los trabajos científicos, hasta ahora, sólo se habían centrado en comprobar la interacción de esta basura con contaminantes orgánicos. La mayor concentración de plásticos se halló en Calblanque y Portmán, zonas con acceso a mar abierto. El polietileno y el polipropileno fueron los tipos de desechos más abundantes. Mientras, el Beal mostró más cantidad de metaloides.

Los investigadores llegaron a detectar hasta una docena de sustancias químicas tóxicas: hierro, magnesio, manganeso, zinc, plomo, estroncio, arsénico, cobre, cromo, cadmio, níquel y cobalto. «El hecho de que el hierro haya sido ampliamente explotado en la antigua zona minera cerca de Portmán y el Beal respalda los niveles máximos encontrados para este metal en el plástico analizado», destacan los expertos. El plomo, por otro lado, «representa la sustancia peligrosa con mayor contenido». El estudio destaca que, para esta sustancia, «se exceden los límites seguros» en mucha proporción.

Niveles inseguros Estos niveles detectados pueden explicar, para los investigadores, el hecho de que los plásticos en entornos marinos «llegan a almacenar niveles inseguros de contaminantes peligrosos», con la posibilidad de que se liberen al entorno ambiental. Las muestras analizadas permitieron afirmar a los expertos del IEO y de las universidades de México que hasta ahora no se habían hallado tantos metales pesados diferentes en plásticos en otros estudios similares, ni tampoco niveles tan altos de plomo o de cadmio.

El estudio que más metales ha encontrado «Nuestro estudio es el que reporta mayores valores detectados de metales pesados en plásticos encontrados en playas», señalan los investigadores del instituto oceanográfico. Apuntan a la influencia de la actividad minera en el entorno del Llano del Beal y Portmán como origen de estas sustancias que hoy han llegado a la playa a través de arrastres y escorrentías provocadas por las sucesivas lluvias. Hasta ahora, las investigaciones en torno al Mar Menor han tratado de despejar dudas sobre cómo afecta las concentraciones de metales pesados en distintos ámbitos. Se han analizado los sedimentos en la franja litoral de la laguna, o incluso qué capacidad tiene los bivalvos para retener estas sustancias cuando filtran el agua.

El estudio también se centra en diferenciar cómo han podido influir los distintos tipos de superficies y los colores de los materiales sintéticos recogidos en la concentración de sustancias químicas que presentaban. Por ejemplo, la carga de metales era mayor en materiales marrones, negros o rojos. «El color podría estar relacionado con la identificación de polímeros envejecidos (debido principalmente a la oxidación), y los altos niveles de sustancias químicas por la mayor capacidad de adsorción que tienen estos plásticos».

Además, inciden en que la mayor concentración de estos compuestos «fue proporcional al aumento del estado de degradación de los plásticos». Los materiales envejecidos tiene una mayor capacidad de adsorción «de iones metálicos en ambientes marinos». Por ello, creen necesario emplear materiales de pequeño tamaño o microplásticos, más ‘descompuestos’, como pruebas para monitorizar los metales pesados en el agua y las playas.

La Consejería no detecta peligro por sustancias químicas en los pescados El programa de vigilancia que llevan a cabo la Dirección General de Salud Pública y la Consejería de Pesca ha descartado la presencia de metales pesados en los pescados del Mar Menor. Estos análisis comenzaron a realizarse en 2018 con el fin de tener un mayor control sobre las especies de interés comercial de la laguna. Los análisis este año comenzaron a realizarse a partir de marzo y tienen una frecuencia de tres meses.

Los metales pesados que se analizan son plomo, cadmio, mercurio, antimonio y arsénico. La Consejería de Pesca, a preguntas de esta redacción, no aclara qué niveles se han hallado de estas sustancias químicas en los pescados capturados, pero incide en que los resultados obtenidos hasta ahora «se encuentran dentro de los límites de la ingesta admisible que establece la normativa comunitaria».

Este programa se puso en marcha hace cinco años «con el objetivo de tener un mayor control sobre el pescado de la laguna». Desde ese momento, se vienen realizando tomas de muestras conjuntas entre las dos Direcciones Generales (Ganadería, Pesca y Acuicultura, y Salud Pública)», señalan desde la Comunidad. «Las tomas de muestras tienen carácter trimestral y se realizan sobre las especies que predominan en el mercado en cada momento».

Respecto a los bivalvos, su captura en general sólo está permitida si la llevan a cabo pescadores profesionales, y no está permitida la extracción para uso recreativo. En el caso de la Región de Murcia, no está permitida tampoco para los profesionales ya que los cinco bancos de pesca de moluscos, uno en el Mar Menor y otros cuatro en el Mediterráneo, se encuentran en veda desde hace más de 10 años «porque no alcanzan la masa crítica mínima que permita su explotación sostenible».

Control de los alimentos

La aptitud para el consumo humano de todos los productos con destino a alimentación humana es competencia de Salud Pública, no obstante, en todos los países de la Unión Europea existe un programa denominado Plan Nacional de Control de la Cadena Alimentaria que abarca numerosos subprogramas y que van desde la producción de los alimentos en su inicio (trazabilidad), hasta que finalmente llegan al consumidor.

Por otro lado, la Universidad Politécnica de Cartagena ha publicado recientemente una tesis, cuyos resultados avanzó La Opinión en 2021, donde confirman la presencia de microplásticos en los estómagos de las doradas del Mar Menor. En los ejemplares estudiados se hallaron una media de 16 microplásticos y más del 70% eran fibras relacionadas con la rotura y pérdida de redes y aparejos de pesca en el mar. Se identificaron, además, nueve familias de polímeros, siendo los más abundantes los polietilenos de alta y baja densidad.

Mar Menor Murcia

Fuente: laopiniondemurcia.es

Enlaces a organizaciones solidarias que necesitan nuestra ayuda para proteger al Mar Menor la laguna salada de Murcia: