Vladimir I el Conquistador
En mis anteriores artículos, me he sustraído a escribir sobre asuntos que no sean de nuestra zona, haciendo honor al diario en el que esto se publica; sin embargo, hoy, se hace imposible sustraerse a la barbarie que está asolando, el muy civilizado, cómodo y políticamente correcto continente europeo.
Un megalómano con sueños de sátrapa, con las más peregrinas excusas se las ingenia, no sólo para lanzar un pulso a todo el mundo occidental, sino que le lanza el órdago de la invasión a un país independiente, con un gobierno legítimamente constituido.
Órdago que las demás potencias se reservan y pasan de la mano.
Habían prometido a Ucrania que le defenderían y que la apoyarían frente al gigante que la amenazaba. Pero al parecer el gigante es muy grande y muy rico y es uno de los mayores proveedores de petróleo y gas de los presuntos defensores del país amenazado; así las promesas de defensa y de facilitarles armamento han sido trocadas en ayuda humanitaria y económica, dejando a lo ucranianos solos ante el segundo ejército más poderoso del mundo.
Están solos frente a Rusia, solos frente a los sueños megalómanos de Vladimir Putin, sueños que se van a cumplir y se anexionará el país entre las protestas de los europeos y su propia indolencia.
Ahora don Vladimir amenaza a Finlandia y a Suecia. ¿Y ahora que?
Parafraseando a Julio Cesar, después que los lugartenientes de Pompeyo lo asesinaran para granjearse el favor del emperador, los mando ajusticiar con la frase “Roma no paga a traidores” y al parecer Putin tampoco.
Las consecuencias pueden ser devastadoras, con cientos de muertos, miles de heridos y de desplazados, ciudades asoladas.
Pero eso no es todo, la subida de los precios del petróleo y del gas, la pérdida de las cosechas de grano ucranianas, considerada el granero del mundo, van a repercutir en todos los países: desabastecimiento de granos, que en los países más pobres se traduce por hambrunas, subida desorbitada de los precios de combustibles, de la electricidad, de los transportes, van a convertir a resto de los países, ya asolados por la pandemia del Covid 19 en lugares arruinados, con negocios cerrados por no poder soportar los costes de producción y una recesión a nivel global.
Don Vladimir, este también le espera a su nación, mire por su pueblo como es su obligación y deje de jugar a ser Vladimir I el Conquistador.
Antonio F. Samper
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