Y los sueños, sueños son

Se están realizando una obras en San Javier, de las que no dudo que, al finalizarlas, la avenida Aviación Española quede magnífica y preciosa, el problema es ese, precisamente ese ¿Cuándo se terminarán?.

Llevan ya más de ocho meses de ejecución y desde el primer día cortaron la circulación rodada por la misma.

Para quien no esté muy familiarizado con la calle en cuestión es la principal arteria de San Javier, para los conductores, motociclistas y ciclistas que llegan desde Santiago de La Ribera y toda la costa, en su entrada al pueblo y en su salida hacia la autovía de Murcia; y que se ven obligados a dar un rodeo, callejeando por las calles aledañas, sin la más mínima señalización; además la avenida en obras es la más utilizada por los conductores que, provenientes de la autovía de Murcia, buscando salir hacia Santiago de La Ribera y la costa, condenados a un autentico calvario de callejas, giros y revueltas para alcanzar su destino, como las primeras, sin la más mínima señalización que les conduzca con cierta garantía en su camino.

Pero si hay alguien que está notando las molestias de ocho meses de obras, probablemente con retrasos injustificados, son los comerciantes de la zona. Estamos hablando de una avenida que aglutina gran parte de los negocios del pueblo, desde pescaderías, peluquerías, librerías, clínicas dentales, floristerías y un largo etc.

Negocios que se ven perjudicados por la falta de clientes, ya que muchos no pueden pasar con su vehículos y deben aparcarlos a varias calles de distancia del comercio; otros que no se arriesgan a pasar andando entre las obras, para hacer sus compras y lógicamente para hacerse con los productos o servicios que necesitan, buscan otras alternativas.

Un daño económico que en varios casos los mantiene desesperados y al borde del cierre, con los que eso puede suponer para dichos comercios, sus trabajadores y el pueblo en general.

Esta era mi opinión hasta que me enteré que desde el Ayuntamiento se habían tomado las medidas oportunas. Un paquete de medidas para ayudar a estos comerciantes y paliar, en parte, el perjuicio que están padeciendo.

Este paquete incluye la suspensión de los impuestos que gravan sus negocios durante el periodo que duren las obras.

Asimismo el Ayuntamiento renuncia a cobrar su parte de los impuestos autonómicos que puedan afectar a esos negocios.

Y por último, un fondo económico para indemnizar a los comerciantes en el tanto por ciento de las pérdidas padecidas.

Créanme que me reconcilié con mi pueblo. Vi un Ayuntamiento con sensibilidad hacia sus vecinos, que intenta el bienestar de estos, ante vicisitudes como la relatada; el problema de todo esto es que cuando mejor me sentía con todo, me desperté.

La realidad es otra muy distinta. Desde el Ayuntamiento de San Javier, artífice de los males de estos empresarios y comerciantes, por su mala gestión de unas obras que, reitero, duran ya más de ocho meses, y que todo ese tiempo mantiene una calle, de las principales y más transitada, cortada, de paso imposible para los vehículos y casi para los viandantes, no ha arbitrado ninguna media para paliar las perdidas que están sufriendo, nada para ayudar a sobrellevar esa situación, que ellos han creado por su afán desnortado de construir obras faraónicas, demostrando que, como hacían los antiguos egipcios, que no les importaban en absoluto el bienestar de sus súbditos.

Al parecer, el único pensamiento que en el Consistorio se ha tenido con los comerciantes y vecinos, ha sido el que tuvo la diputada Fabra, a la sazón también del Partido Popular, cierto día en el Congreso de los Diputados: “¡Qué se jodan!”

Me desperté y me puse de malas, solo había sido un sueño, que hizo bueno la más que famosa cita del gran Calderón de la Barca.

“Que es la vida, un frenesí.
Que es la vida, una ilusión,
una quimera, una ficción.
Y cualquier bien es pequeño,
que toda la vida es sueño,
y los sueños, suelos son”

Antonio F. Samper

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