Jarron chino

¡Oe, oe,oe! Por fin. Parecía que nunca iba a llegar, pero como todo tiene un final, las obras de la avenida Aviación Española de San Javier, han finalizado y ha sido abierta al tráfico y a los peatones.

Tengo que decir, porque no soy ningún fanático ni de mis propios pensamientos. No me gusta que mis criterios se impongan porque sí, en definitiva, parafraseando al gran Groucho Max “Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.” La avenida ha quedado bastante bonita, alegre y cómoda, especialmente para pasear por ella. Eso sería injusto negarlo.

Pero… (Lo estabais esperando) Pero, es como un ramo de flores en un jarrón chino: alegre, decorativo, muy caro, pero que en definitiva no sirve para nada.

Muy bonita, muy alegre, pero intransitable. La apertura al tráfico rodado no va a venir a aliviar las penurias de los comerciantes de la zona.

La calle en todo su recorrido está plagada de resaltos que hacen votar las amortiguaciones de los vehículos y de circular por despiste a más de veinte kilómetros por hora te puedes encontrar con los bajos, o la suspensión del coche dañada. Especialmente en el último, el que ya te desvía a la calle Jabalina que, aún despacio y con prudencia, es facilísimo rozar el morro del conche con el suelo.

Las plazas de aparcamiento han pasado de ser en batería, como eran anteriormente, a aparcamientos en línea, perdiendo casi dos terceras partes de las plazas; suponiendo que en cuanto lleguen los propietarios y trabajadores de los negocios de la zona, que lógicamente intentarán aparcar en las cercanías de su puesto de trabajo, el aparcamiento será imposible a los largo de la calle.

No dejo de entender que es tendencia en todos los planes urbanísticos de las ciudades, despejar los centros históricos del mayor número de vehículos o incluso de suprimir el trafico rodado por esos lugares. Suelen ser entornos históricos, donde se encuentra situadas las catedrales o iglesias destacadas, casas señoriales, donde las calles son estrechas con aceras minúsculas, como se construían en la época, que reciben gran afluencia de turistas y donde el tráfico, incrementa el riesgo de atropellos y sobre todo que la polución de sus motores puede poner en peligro el entorno. Es decir, hay una justificación y que suelen estar encuadrados en el centro de la ciudad, mientras las partes nuevas que lo circunda siguen su vida normal.

Sirva de ejemplo el barrio Gótico de Barcelona, La Plaza de El Pilar y la Seo de Zaragoza, o el casco viejo de Murcia. También Madrid, que ha reducido el tráfico rodado en el centro, pero esta vez debido a la contaminación y la saturación de vehículos en esa zona.

En este caso no se dan ninguno de esos factores, En primer lugar no tiene monumentos reseñables, más allá de la iglesia parroquial y su hermoso retablo del siglo XVIII, pero la plaza donde su ubica ya fue peatonalizada hace años, con la consiguiente ruina para los comercios allí establecidos.

Las obras de la avenida Aviación Española, han supuesto un ensanchamiento notable de las aceras, lo que evita grandes riesgos de atropello para los viandantes y no existen más atractivos turísticos en todo su recorrido.

Sin embargo, como ya expresé en un articulo anterior, titulado “Y los sueños, sueños son”, la avenida en cuestión en una de las principales para entrar y salir del pueblo, de un pueblo no muy grande, sin una demografía excesivamente grande, con lo que son pocos los vecinos, y menos los turistas que transitan por ella a pie, en sus anchas aceras, mientras que los vehículos tienen todo tipo de dificultades en circular por ella, más aún cuando las calles aledañas son un autentico laberinto que a nadie se le ha ocurrido señalizar.

Es además una zona comercial, tal vez la principal de la localidad y que requiere, en el más puro sentido común facilitar a los usuarios el acceso a los productos y servicios que esos negocios ofrecen y eso supone la creación de plazas de estacionamiento no su drástica reducción

En definitiva y para finalizar, una nueva obra faraónica, de elevadísimo coste, para un pueblo con ínfulas de gran ciudad que sigue con las tendencias urbanísticas sin mirar el bienestar de sus vecinos y sin facilitar el trabajo a los comerciantes. Todo ello para la foto. Resumiendo, un jarrón chino.

Antonio F. Samper

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