Desinformación informada

Vivimos una época donde la información, donde enterarnos lo que ocurre ha alcanzado ya la inmediatez y la difusión de una noticia es masiva a través de las cadenas de televisión y de radio, radios y periódicos digitales y especialmente la redes sociales. La cobertura es amplísima y la difusión de las noticias generalizada, gracias a nuestros teléfonos celulares que se han convertido en un centro de información sin precedentes.

Podemos decir que somos la generación mejor informada de la historia. No tenemos la necesidad de esperar el reportaje de los periódicos, que los corresponsales emitieran sus crónicas o que las televisiones positivaran las imágenes para poder emitirlas, pero sin embargo ¿Es así?

Personalmente pienso que no, No es así, a pesar de los medios, casi ilimitados que tenemos en nuestras manos y sobre todo en nuestro bolsillo, no prestamos atención a las noticias, solamente al titular de la misma.

¿Qué ha pasado con el volcán que asoló las isla de La Palma? ¿Os acordáis? No fue el siglo pasado, fue este mismo año. Mientras el volcán estuvo en erupción, las noticias se sucedían minuto a minuto, las imágenes de las coladas de lava deslizándose hacia el mar eran constantes en cualquier medio. Aprendimos lo que eran los quiroplastos, la temperatura a la que salían de las bocas del volcán y a la que se desplazaban los ríos de lava, la densidad y todo lo demás. ¿Y ahora que? ¿Qué sabemos de él? ¿Nos ha interesado el proceso de recuperación de la isla, de sus habitantes? ¿Sabemos si están recibiendo ayudas para la reconstrucción? Extinguida la erupción eso no interesa ¿Dónde están las promesas de las de las grandes cadenas, que desplazaron allí a sus primeros espadas sobre no olvidar, de estar siempre con los palmeros? Todo olvidado, el volcán, la isla, los habitantes y su economía, esas noticias ya no venden y no interesa, se terminó el titular impactante.

Pero no olvidemos que ese volcán, cuando era noticia vino a desplazar a otros que nos habían consternado durante casi dos años, la pandemia de COVID 19. ¿Qué ha sido de ella? Los medios de comunicación ya no abren sus emisiones con los datos diarios sobre fallecidos e incidencia de contagios, a pesar de estar inmersos en una séptima oleada, con una incidencia de más de 600 contagios por cada cien mil habitantes en la población mayor de sesenta años, por que en los otros no se hacen ni controles, y si se hacen no se registran.

Al parecer el COVID-19 se ha ido a la guerra de Ucrania, que es el nuevo juguete de los medios de comunicación.

Una tragedia como la que están viviendo esos dos pueblos, tanto Rusia como Ucrania, por las veleidades de un demente megalómano, se está tratando como un juego con la excusa de informar y de concienciar a todo el mundo de los crímenes que allí se comenten.

Todas las cadenas de televisión y de radio, emiten programas especiales sobre el conflicto, con invitados especialmente autorizados – nunca se han visto tantos generales y tenientes generales, especialistas militares y excorresponsales de guerra en las televisiones –.Pero ¿Qué pasará cuando la guerra, por fin termine? Habrá continuidad informativa sobre la reconstrucción del país? ¿Sobre el regreso de los refugiados? Lo más probable es que no, que todo se olvide y todas las promesas de no olvidar, de ayudas, queden en eso promesas, y al igual que los habitantes de La Palma, los ucranianos queden olvidados y a su suerte, sin que ningún medio de comunicación ni redes sociales vuelvan a mencionarlos, porque su desgracia ya no venderá portadas.

Además de consumir, no ya información, sino meros titulares impactantes, también somos consumidores de fraudes y noticias falsas, las llamadas fake new, se han puesto de moda en las redes sociales, cualquiera puede publicar una noticia falsa, que si le aplicamos un buen juicio y un mejor criterio interpretativo, se ve a la legua que es una falsedad maledicente, con el único fin de dañar la imagen o el prestigio de quien se informa.

La proliferación de estas noticias, la difusión que alcanza y el que nunca falte quien pulsa el botoncito de “Me gusta” es el resultado de la desinformación que padecemos, el no estar informados de los que de verdad interesa, de no buscar por nuestros propios medios el conocimiento de nuestra realidad y de nuestra actualidad, nos hace caer en esas fake new que tanto daños hacen y que encuentran su caldo de cultivo en la ignorancia y el conformismo.

Desinformación bajo el escudo de una pretendida información.

Antonio F. Samper

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