Un gran hombre

Como estamos en el mes de agosto, con nuestros políticos locales y los órganos administrativos de vacaciones, con las obras pendientes en el municipio terminadas y las que no han empezado, aún sin comenzar y las fiestas locales del pueblo acabadas, confieso que me cuesta encontrar tema del que hablar en esta columna semanal. Por eso, esta vez, quiero hacer un sentido homenaje a un gran amigo. Otro de esos amigos que mantenemos una estrecha relación desde que éramos niños.

La vida de mi amigo ha sido dura, pero ha sido un referente de disciplina, esfuerzo, sacrificio y pundonor. En sus inicios, la partida de la vida le repartió malas cartas. Siendo muy joven sufrió la prematura muerte de su padre y quedó en una familia rota por el dolor, con su madre y dos hermanos pequeños a los que sacar adelante, cuando él era todavía un niño.

Su madre, una mujer que tiró para adelante con el negocio familiar: una pequeña frutería, y mi amigo que, en cuanto salía del colegio hasta que terminó los estudios de EGB, acudía a trabajar con su madre en aquella frutería, que era el único sustento de la familia y que su madre debía dejar en sus manos para atender las necesidades de la casa y del menor de los hermanos, por entonces un bebé.

Sus hermanos crecían y cada vez tenían más necesidades. El segundo de la familia decidió estudiar la carrera de veterinaria y los esfuerzos de mi amigo y su madre se multiplicaron y entre todos, contando también con el ímprobo compromiso del estudiante en culminar sus estudios lo antes posible, terminó la carrera y consiguió plaza en la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma de Murcia.

El pequeño de los hermanos, siguiendo el ejemplo de honradez que le transmitiera tanto su madre como su hermano mayor, mi amigo, decidió no estudiar y empezar a trabajar, con lo que hoy se gana la vida honestamente gracias a su trabajo.

Por su parte, mi amigo, en todas estas vicisitudes, consiguió un puesto en el ayuntamiento de San Javier, la vida empezaba a hacerse más llevadera para todos. Pero sus ansias de superación iban más allá, hasta que consiguió realizar estudios universitarios y poder promocionar dentro del ayuntamiento.

Entre tanto tuvo la ocasión de fundar, con unos amigos concienciados, un grupo ecologista que, allá por los años 90, ya luchaba por la supervivencia del Mar Menor. Lo que señala su carácter: sacrificado, sin miedo al esfuerzo, luchador e ideológicamente comprometido con una causa justa.

Hoy, parece que la partida ha cambiado y, a toda la familia, las cartas que le reparte son buenas, pero no ha sido por un golpe de azar, sino por el esfuerzo y la lucha de todos para conseguir cambiar el signo de sus vidas, que se truncó con la muerte y la perdida del referente paterno.

He dicho que mi amigo es un referente para muchos, especialmente debía serlo para esos jóvenes, sin ideales, sin compromiso, que tan solo buscan, tener un coche más potente, más rápido, más molón y divertirse, todo ello con dinero que le facilita sus padres, que solo aspiran a un trabajo con poca responsabilidad y un buen sueldo que dilapidar mientras sus padres siguen manteniendo su sustento y que al más mínimo revés de la vida caen en un pozo ciego y se dedican, como decía el gran Joaquín Sabina “a la perdición de los bares de copas, perdiendo la calma por la cocaína” y entran en una espiral de desesperación y echan abajo su fortuna y su vida.

Mi amigo y por él, sus hermanos, no fueron de esos, afrontó desde muy joven su papel en su familia, su compromiso con su madre y hermanos y son su propia vida, sus hermanos siguieron su ejemplo y hoy viven todos como una familia unida, que se unió hace años ante la desgracia que les sobrevino.

Hoy en día, una vez que lo ha conseguido y después de haberse librado de haber sucumbido a la facilidad de la autoconmiseración, y no haber desviado la trayectoria de su vida ni un ápice, además de haber sido el ejemplo de sus hermanos y en gran parte, el referente paterno que les faltó en la niñez, vive su vida de forma tranquila, disfrutando de su familia y en compañía de su mujer, quien lo apoyó en todo y es en gran parte artífice de su éxito, dedicado a su dos pasiones: estudiar la historia de la comarca y en especial su propia genealogía y las pequeñas tierras, que personalmente cultiva, sin más fin de lucro que el autoconsumo y al que dedica sus esfuerzos y trabajo cada vez que sus obligaciones en el ayuntamiento se lo permiten. Así que en el grupo de WhatsApp que mantenemos, nos lo llena de fotos de sus cosechas: higos, aceitunas, uvas y un largo, etc., presume, porque puede presumir. Y se lo aguantamos porque en definitiva lo queremos.

Va por ti, Antonio Jesús Peñalver García, un gran hombre y un mejor amigo.

Antonio F. Samper

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