Maldita corbata

Como ya habréis notado, no soy muy escribir sobre política y menos sobre la que afecta a toda la nación. Considero que esta bien cubierta con opiniones de todo tipo de analistas profesionales y tertulianos en general, casi todos más cualificados que yo mismo.
Pero esta semana no me he podido resistir ante las recientes declaraciones de la ministro de Igualdad y del mismo presidente del gobierno, que vino a aclararlas.

Las declaraciones de doña Irene Montero, decían “El patriarcado es nocivo, porque los hombres contaminan más que las mujeres” ¡Ahí queda eso!

Ciertamente me dejo preocupado, porque no imaginaba que yo mismo era contaminante. Bien es cierto que la señora Montero no dio más explicaciones. Al parecer llegaba tarde a coger el avión “Falcón” oficial y marcharse a hacer campaña política a Nueva York, gastando toneladas de combustible, para apoyar a los grupos que defendían el aborto contra una decisión del Tribunal Supremo de aquel país y en nada para representar al gobierno de España en viaje oficial.

Si observamos las fotos, vemos que iba acompañada de un séquito de mujeres: de sus ayudantas y asesoras.

No trascendió el dato sobre el género del piloto, no sabemos si era hombre, mujer, transexual, binarie, no binarie, bisexual, asexual, o autosexual (pajillere). Pero sospecho que era un hombre, porque mientras que la ministro y sus secuaces tomaban una copita de Möet sentadas en la cabina del Falcón, sin contaminar nada, el piloto era el que quemaba, a todo tren, todo aquel combustible.

Reconozco que estaba agobiado por la sensación de ser, por mí mismo, un elemento contaminante, hasta que hace dos días apareció el gran sabio, el conocimiento hecho humano: nuestro insigne presiente del gobierno, Pedro Sánchez, y en su infinita sabiduría vino a explicar a los españolos y españolas, los motivos de el porqué los hombres somos más contaminantes: lo somos por que llevamos corbata. Así de fácil y con dos huevos.

El prócer del país nos instó a acudir a los trabajos sin usar la corbata, como hizo él mismo, y usarla solo cuando sea estrictamente necesario, así podremos ahorrar energía y ser ecológicamente más sostenibles. Desde esta recomendación, vemos a los estibadores portuarios, camioneros, obreros de la construcción, fontaneros, electricistas, funcionarios, personal sanitario, etc., todos sin corbata. Un país menos elegante, pero más sostenible. Como debe ser.

Pero, señor presidente, si la corbata es un elemento desestabilizador del medio ambiente ¿Qué pasa con los calcetines? Supongo que también habrá que quitárselos para llevar los pies más fresquitos y gastar menos energía, eso sí que es un elemento nocivo para el medio ambiente.

Así que vamos todos, sin corbata ni calcetines y no solo dejaremos de ser más contaminantes que las mujeres, si no que salvaremos la crisis energética.

¿Y cuando llegue el invierno? ¿Podremos usar corbata? ¿Será obligatoria? ¿La podremos cambiar por una bufandita? ¡Dios, que sinvivir!

Ante estos alardes de coherencia política, me quito el sombrero (sombrero de paja sostenible, por supuesto) Pues tanto la señora Montero, como Pedro Sánchez, vomitaron sus declaraciones, sin el más mínimo titubeo, sin sonrojarse, casi sin parpadear, con la seguridad plena de quien se sabe en posesión de la verdad. Sabiendo y comprendiendo que está dando una lección de vida a todos las españolas y españolos. Un lujo de gobierno que no se conforma únicamente con dirigirnos por el buen camino, si no que también nos enseña a ser mejores ciudadanos.

Desde hoy seguiré las instrucciones, no usaré corbata, como en los últimos quince años, y voluntariamente, por ahondar en mis progresos, tampoco usaré calcetines, que aquí estamos todos para apoyar.

Ahora pido perdón a mis lectores por haber escrito una tontería como está, pero reconoced que han empezado ellos.

Antonio F. Samper

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